El magistrado Juan Carlos Carballal dejó ayer en libertad con cargos a Manuel Charlín, sin medidas cautelares, y a su hijo Melchor, que tendrá la obligación de comparecer de forma quincenal tras una declaración fugaz. Fue Melchor el primero en entrar en la sala, donde permaneció unos diez minutos y se negó a contestar a todas las preguntas, solo a su abogado como es habitual en estos casos. Entró después "El Viejo", que protagonizó una comparecencia fugaz.

El juez les imputa pertenencia a organización criminal y los relaciona con otras operaciones que no llegaron a fructificar. Los responsables del alijo de 2,5 toneladas de cocaína aprehendidas en el Atlántico, en el marco de la "Operación Barrancabermeja", les habrían apartado de la operación y no estaría acreditada plenamente su participación.

Padre e hijo salieron juntos por la puerta de los calabozos de los juzgados y se separaron después tomando caminos distintos, si bien finalmente ambos se subieron al mismo vehículo, un 4x4, donde les esperaba al volante una de las hijas del patriarca. Manuel Charlín salió tranquilo pero no pudo evitar un arrebato de rabia por la presión de cámaras y periodistas. Su hijo optó por salir a la carrera hacia el vehículo.

De los 28 detenidos, para 12 se decretó ingreso en prisión; siete quedaron en libertad ya en sede policial -entre ellos los tripulantes del pesquero "Sempre Cacharelos"-, y a los otros nueve el juez los ha dejado en libertad con medidas cautelares, excepto al patriarca y a la mujer de Jacinto Santos Viñas.

El barco utilizado para el transporte de la droga está siendo remolcado con destino a un puerto canario, a donde está previsto que llegue la próxima semana. El operativo contra el narcotráfico en el que han sido detenidas 26 personas, entre ellas, Manuel Charlín, patriarca del conocido como "clan de los Charlines", se inició hace un año, cuando los agentes detectaron la existencia de una organización criminal que se dedicaba a la importación de cocaína a través de las costas gallegas.