Con el susto en el cuerpo. Así llegaron a la base del Pico Fresnidiello los dos jóvenes vascos que anteayer, viernes, permanecieron durante al menos seis horas colgados de una pared a 180 metros del suelo. La pareja estaba formada por X. M. P., de 30 años y natural de Gorliz (Vizcaya), y una chica de 22, I. A. G., de San Sebastián (Guipúzcoa). Ella, sobre todo, aseguran, estaba especialmente afectada por la experiencia. Y es que por un momento temieron que iban a perder la vida. La situación en la pared no podía ser peor, ya que estaba barrida por fuertes rachas.

Según indicaron fuentes conocedoras del rescate, fue el viento el causante del incidente. Los jóvenes, que habían dormido la noche anterior en la furgoneta en la que se desplazaban, habían estado escalando la vía de "Los Buitres", de dificultad MD/5+, esto es, muy difícil y técnica, en algunos momentos muy expuesta. Todo iba bien hasta que se dispusieron a bajar la peña, teóricamente lo más fácil, pues se trataba de rapelar. El problema es que el viento terminó enredando las cuerdas y ellos quedaron atrapados un poco más arriba de la mitad de la pared, que mide trescientos metros.

Afortunadamente, llevaban encima sus teléfonos móviles y pudieron avisar al 112 de la situación delicada en la que estaban. Pasaban unos minutos de las cinco y media de la tarde. A la zona se desplazó el helicóptero de rescate del SEPA, con la intención de descolgar a los rescatadores desde lo alto de la pared para llegar hasta los atrapados. Pero el viento, culpable de que los jóvenes estuviesen colgados a 180 metros de altura, tampoco favorecía el rescate. El helicóptero tuvo que abandonar después de tres intentos de aproximación a la pared. Eran las siete de la tarde.

El rescate se había convertido en una operación de riesgo. El helicóptero dejó en la carretera de Sotres a dos rescatadores, con material de escalada, y se dirigieron a la pared, que está a una media hora. También se requirió la ayuda del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM). Su helicóptero tampoco pudo intervenir. Llevó a 4 agentes a la zona.

Cuando los rescatadores del SEPA comenzaron el ascenso ya era noche cerrada. Alcanzaron a los jóvenes después de realizar cuatro largos, alumbrados únicamente por los frontales. Una escalada épica. Una vez a 180 metros de altura pudieron desenredar las cuerdas y ayudaron a bajar a los escaladores atrapados. A las once menos diez de la noche tocaron suelo. Luego los llevaron hasta su furgoneta. Al parecer, ayer ya se habían marchado.

El Fresnidiello no es un pico fácil. El pasado noviembre, un montañero vizcaíno de 62 años, J. M. M. D, vecino de Sestao, falleció al resbalar cuando lo ascendía con otros dos escaladores. La víctima resbaló en el hielo y se precipitó entre 50 y 100 metros.