La Guardia Civil aún desconoce qué arma homicida se utilizó en el crimen de la gijonesa Paz Fernández Borrego, cuyo cadáver se encontró el pasado 6 de marzo en el embalse de Arbón, después de desaparecer el pasado 13 de febrero en Navia. Al menos es lo que sostiene la defensa del presunto homicida, Javier Ledo Ovide, quien en su declaración ante el Juzgado de violencia de Gijón aseguró que la mujer había fallecido al golpearse la cabeza en unas escaleras. El análisis de las muestras tomadas en la vivienda de Ledo, donde presuntamente se produjo la muerte de la gijonesa, está dilatando la instrucción del caso, de forma que la jueza del Juzgado de violencia ha decidido convertir la causa en compleja, lo que retrasará presumiblemente el juicio por jurado a noviembre o diciembre del año que viene. Los laboratorios de criminalística de la Guardia Civil en Madrid están analizando un centenar de indicios recogidos tanto en la casa de Ledo como en su coche y en el lugar donde se encontró el cadáver.

"Se ha hablado de un rodillo de amasar, de unas muletas..., pero todavía no se ha establecido si hubo arma del crimen", indicó el abogado defensor de Ledo, quien añadió que "la Guardia Civil ha introducido algunas historias en el sumario que no son ciertas y que en su momento se presentarán ante el tribunal". La ausencia de arma del crimen avalaría la versión de Ledo de que la muerte fue accidental.

Sobre el arma del crimen se ha escrito incluso que fue una estatuilla que se encontraba en la vivienda. Según la defensa, no hay nada fehaciente sobre este punto. Lo que sí se hallaron en la casa de Ledo fueron restos de sangre de la víctima. Los agentes de la Guardia Civil se sirvieron de perros adiestrados para descubrir indicios biológicos, que les dirigieron a una fregona con la que supuestamente el presunto homicida limpió la sangre de Paz Fernández.

Ledo se encuentra ahora ingresado en la prisión de Villahierro, en Mansilla de las Mulas (León), donde permanece "tranquilo", según su letrado. Desde el pasado mes de septiembre, Ledo comparte prisión con otro conocido delincuente, Enrique Abuín, "El Chicle", presunto asesino de la joven madrileña Diana Quer en agosto de 2016.

Trastorno psicológico

El letrado de Ledo no quiso desvelar si jugará la carta del trastorno psicológico en el juicio que tendrá lugar dentro de más de un año. Según quienes le conocían, Ledo sufrió una depresión a raíz de la separación de su mujer y no se medicaba o lo hacía mezclándola con alcohol. Si son ciertas las afirmaciones de una conocida del presunto homicida, intentó incluso suicidarse y sus hermanas, que no paraban de ayudarle, quisieron meterlo en un centro para que se desintoxicase del alcohol y demás sustancias.

Según la Guardia Civil, Javier Ledo confesó el crimen tras un férreo interrogatorio una vez hallado el cadáver en el embalse de Arbón por un aficionado al remo. Presentaba fuertes golpes en la cabeza, que habrían sido realizados con un objeto contundente. Esta autoinculpación carece de validez, ya que en sede judicial negó haber matado a Paz Fernández. Una de sus principales coartadas es que estaba lesionado y tenía que desplazarse con muletas, por lo que le era materialmente imposible arrastrar el cuerpo de la fallecida y conducir.

Durante la investigación de la desaparición de Paz Fernández, Ledo se sabía sospechoso y accedió a ser entrevistado por LA NUEVA ESPAÑA. Lanzó incluso varios señuelos a los agentes para desviar las sospechas a otras personas que tenían relación con la mujer desaparecida, aunque los agentes lo tenían claro casi desde el principio. Ledo aseguraba a sus conocidos que tenía una relación abierta con Paz Fernández y que ésta se dedicaba a la prostitución, quizá con la intención de abrir el abanico de sospechosos.

La desaparición de Paz Fernández Borrego, de 43 años y madre de dos hijos, coincidió con la de otras dos mujeres en Gijón y Castrillón. Los restos de esta última, Concepción Barbeira, se encontraron en el mar, cerca de la costa de Vizcaya, el pasado 2 de marzo. De la gijonesa Lorena Torre, de 40 años y vecina del barrio gijonés de El Coto, todavía no se tienen noticias.