Un caso de mala suerte. El proacín J. M. S., de 53 años, fue condenado a diez meses de cárcel por estafa procesal, después de falsear un parte de accidente de tráfico. El fiscal estaba de acuerdo con que no ingresase en prisión, pero tenía algunos antecedentes, como una alcoholemia, por lo que dio con sus huesos en la cárcel. Con problemas de obesidad y una cardiopatía coronaria severa, los esfuerzos por excarcelarle han sido infructuosos, según su abogado, Manuel Javier López García. Y ello a pesar de que tiene concedido el tercer grado y ha cumplido cuatro quintas partes de la pena, cuando podría haber optado a la libertad condicional una vez cumplidos tres cuartos de la condena. El letrado ha instado ante el Juzgado de guardia un "habeas corpus", un procedimiento mediante el cual cualquier ciudadano puede comparecer inmediatamente ante el juez para que éste determine sobre la legalidad de su privación de libertad. El caso es que su petición de excarcelación ya debería haberse remitido desde la prisión al Juzgado de vigilancia penitenciaria, pero éste ha indicado al letrado que en las últimas semanas, y presumiblemente debido a la huelga que mantienen los funcionarios, no se está girando este tipo de documentos desde la cárcel de Asturias. El letrado resalta la injusticia de que este proacín este todavía en prisión, así como el riesgo de que pueda sufrir un episodio coronario.