Omar L. M., el infortunado conductor del autocar de Alsa que se estrelló contra una pilastra en el acceso a la autopista "Y" el pasado 4 de septiembre, ya ha recibido el alta médica en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), aunque aún no ha regresado a casa y se encuentra ingresado en una clínica privada para terminar de recuperarse. A pesar del tiempo transcurrido desde el momento del siniestro, poco más de dos meses, sigue sin recordar nada de lo ocurrido, como ya indicó en su día a los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que le tantearon informalmente para conocer su impresión de lo ocurrido. El conductor aún no ha sido formalmente interrogado por los agentes, que esperarán a que se restablezca completamente, un proceso que será largo.

La falta de recuerdos del conductor alimenta la hipótesis de que sufriese un desvanecimiento en el momento del accidente. Cuando fue sondeado por los agentes de la Guardia Civil preguntó insistentemente si había algún otro vehículo implicado en el siniestro. En ese momento desconocía aún el terrible efecto del siniestro, con cinco pasajeros fallecidos. Su estado psicológico aconsejaba ir informándole poco a poco de las consecuencias del accidente. Él mismo sufrió una amputación debido al brutal impacto del autocar contra la pilastra de la autopista.

Para conocer las causas del siniestro habrá que esperar al informe del equipo de reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil de Tráfico, que ha analizado todos los parámetros de lo ocurrido el pasado 4 de septiembre.

Tacógrafo

Hubo algunas dificultades debido al mal estado del tacógrafo, aunque pudieron extraerse algunos datos, como que, por ejemplo, el vehículo circulaba a una velocidad de entre 80 y 95 kilómetros por hora, por encima de la estipulada para ese tramo de la carretera. No obstante, la empresa sostiene que poco antes del accidente lo hacía a 60 kilómetros por hora. Deberán dilucidarse los motivos de esa aceleración tan brusca en tan poca distancia.

El accidente de Avilés es el peor siniestro sufrido por un autocar en Asturias desde los ocurridos en Buelna, en 1998, con 8 fallecidos y 26 heridos, y el de Lena, en 2004, con cuatro fallecidos.