Ángel Boza, uno de los miembros de "la Manada" condenados a 9 años de prisión por abusos sexuales a una joven en los Sanfermines de 2016, admitió ayer que el robo de unas gafas de sol el pasado 1 de agosto en Sevilla, cuando estaba en libertad provisional, fue "una gilipollez" y ha pedido perdón.