Era la víspera del sorteo de Navidad del año pasado cuando un repartidor del pan, C. M. R., bajaba, sobre las once menos cuarto de la mañana, de un portal de la calle Hernán Cortés de Sotrondio, mientras estaba trabajando. Escondido en el rellano estaba J. V. B, de 30 años, armado con una barra de bambú de casi un metro de largo y dos centímetros de grosor. En cuanto vio al repartidor, y de forma sorpresiva, le solmenó un fuerte golpe en un lateral de la cabeza y comenzó a forcejear con él. El objetivo era quitarle la riñonera que llevaba. Al final lo consiguió. Dentro había una cantidad nada desdeñable para un asalto de este tipo: 120 euros. Poco le duró la alegría, ya que fue detenido más tarde por la Policía Nacional y la Policía Local de San Martín del Rey Aurelio. No les costó mucho dar con él. Era conocido por dar problemas en el barrio y tenía ya algunos asuntillos con la Justicia: dos robos con fuerza por los que ya había sido condenado a las penas de un año y año y medio de prisión.

Ahora, podría no salirle tan barato. Y es que el fiscal pide para J. V. B. la friolera de cinco años y nueve meses de cárcel, tanto por el robo con violencia como por las lesiones sufridas por el repartidor, que tardó en curar cuarenta días y al que le quedó como secuela una visible cicatriz a la altura de una de las orejas.

El ministerio público pide además que el presunto autor del robo indemnice a la víctima en 1.200 euros, y le devuelva además el dinero que le robó, 120 euros. Por otro lado, reclama que no pueda acercarse al repartidor durante siete años.

J. V. B., que ha estado en prisión en prisión por estos hechos, lleva años enganchado a las drogas, lo que le ha provocado un grave deterioro cognitivo y ha disminuido sus capacidades volitivas e intelectivas, según aduce su abogado, Manuel Javier López García. Para el letrado, "no cabe imposición de pena alguna ni abono de responsabilidad civil", aunque, subsidiariamente, en caso de acreditarse una grave adicción a sustancias tóxicas, " lo más justo y pertinente sería el internamiento del acusado en un centro adecuado de desintoxicación a adicciones, pues estos hechos, sin entrar si en este caso concreto se han producido o no, es evidente que obedecen a esa grave adicción física y volitiva que más que delincuentes los convierten en auténticos enfermos". El acusado se sentará en el banquillo el próximo jueves, día 29.