El autor del crimen de Leticia Rosino, el pasado 3 de mayo, reconoció ayer los hechos en el Juzgado de Menores de Zamora. El asesino confeso se conformó con la pena propuesta, la máxima para este tipo de casos, al tratarse de un menor. D. A. A. pasará los próximos ocho años en reclusión: un año y medio en un centro de menores en régimen cerrado y el resto de la pena en prisión. Luego tendrá que someterse a cinco años de libertad vigilada que se solaparán con una orden de alejamiento por el mismo tiempo, en el que el acusado no se podrá acercar a Tábara ni a Castrogonzalo, localidad donde residía antes del crimen, una medida solicitada por la acusación particular en el juicio. El menor, de madre asturiana, fue recibido a su llegada al Juzgado por medio centenar de personas al grito de "asesino" y "violador". La Policía tuvo que emplearse a fondo para que el adolescente no fuese agredido.

El abogado del menor, Raúl Arturo Hirakawa Andía, lamentó "profundamente" las terribles circunstancias de este juicio. Experto en violencia de género, quiso expresar su repulsa por el crimen perpetrado por su cliente, a cuya defensa renunció ante el Colegio de Abogados, sin que hubiera posibilidad de que se le sustituyera. Para evitar altercados, la Policía sacó al menor del Juzgado por una ruta alternativa.

El menor violó y asesinó brutalmente a golpes con una piedra de cinco kilos a la joven tabaresa Leticia Rosino en Castrogonzalo el 3 de mayo. Según los forenses, la descripción encaja con la de un psicópata, un perfil que los médicos detallaron ayer en el proceso celebrado a puerta cerrada.