Una pérdida difícil de asimilar. Así definen los vecinos de la parroquia de Borines, en Piloña, el fallecimiento de Lourdes Álvarez Antuña, quien quedó aplastada bajo un hórreo cuando recogía la colada a pocos metros de su vivienda en Sieres, en la tarde del miércoles.

Los lugareños aseguran que la construcción se encontraba "en buen estado" y no encuentran explicación para el colapso que acabó con la vida de una de las residentes más queridas, que tenía 58 años.

"No hacía viento ni condiciones adversas estos días. Fue una fatalidad difícil de asimilar", relata el vecino Ángel Rodríguez. "Para mí deja un vacío muy gordo, era como una hermana. Siempre amable, detallista, implicada con el pueblo y dispuesta a ayudar en lo que hiciera falta", defiende.

Su opinión la compartía Mari Carmen Portilla, cuyo marido fue el primero en prestar auxilio. "Desde que se casó vivía en Langreo, pero siempre que tenía un hueco libre venía al pueblo, del que era una enamorada", narra. Como ejemplo puso las fiestas veraniegas en honor a San Roque en Borines, donde Álvarez era la primera en participar, adornando el ramo de la procesión y desfilando con el traje regional.

Pese a que varios cientos de metros separan el barrio de El Pedrosu, en el que se ubica el hórreo caído, del de La Caleya, donde reside Verónica Megido, esta vecina escuchó con claridad "un trastazo" sobre las seis de la tarde del miércoles, al que restó importancia hasta que vio pasar ambulancias. "Para nada me podía imaginar algo así. Es un golpe muy duro. Estamos conmocionados porque era una mujer muy querida y trabajadora. El hórreo no estaba para caer", corrobora.

El marido de la finada -jubilado por problemas de corazón- también oyó un estruendo, llamó a la mujer y al ver que no contestaba pensó que estaba en el chalé de unos vecinos madrileños que llegaron a Sieres para pasar el puente.

Fue un par de horas más tarde cuando preocupado porque no regresaba -tenían previsto marcharse porque Lourdes trabajaba al día siguiente en un geriátrico de Gijón- la buscó por la casa y el garaje, primero, y con ayuda de una linterna junto al hórreo al percatarse del derrumbe, después. Al localizar parte del cuerpo bajo el hórreo y ver que no respondía, pidió ayuda de los Bomberos, que despejaron la zona sin que los sanitarios pudieran hacer nada.

Investigación

Miembros de la Guardia Civil de Gijón se desplazaron ayer para investigar las causas de este derrumbe, que aún no están claras. Se baraja una descompensación de las tejas o una irregular fijación de los pegollos. Tras realizarle la autopsia, el cuerpo será enterrado hoy, a mediodía, en Borines. Lourdes Álvarez acababa de cumplir 58 años el día 1 de diciembre, la misma fecha en la que la mayor de sus dos hijas contrajo matrimonio. La joven, de 31 años, interrumpió su luna de miel en Lisboa tras conocer el trágico suceso.