Un niño de 2 años está en el interior de un sondeo perforado en la localidad malagueña de Totalán al que cayó cuando jugueteaba por el campo en compañía de sus familiares. En estos momentos, nadie se puede imaginar la desazón que siento y lo que deseo con el mayor fervor y anhelo que Julen se encuentre aún sano y salvo en la profundidad de la Tierra, a la que nunca en el presente debería haber tenido la necesidad de bajar.

En la España moderna y civilizada que nos toca vivir todavía hay personajes que nos siguen dando diariamente muestras de su incapacidad y nula condición intelectual para la rápida toma de decisiones, para saber hacer frente a situaciones como ésta u otras similares, en las que el tiempo es la variable más apremiante. En momentos como éste aparecen todo tipo de opinadores de distinta condición, que sólo con verles y escuchar lo que dicen ya provocan un sentimiento de rechazo por el atrevimiento, la falta de rigor y el escaso bagaje de conocimientos con los que se aprestan a contestar delante de cualquier micrófono que se les ponga por delante.

Julen se cayó al interior de un pozo de más de 100 metros de profundidad y escasos centímetros de diámetro, perforado ?presuntamente? sin la debida autorización administrativa otorgada por el organismo competente de la Junta de Andalucía en materia de Minas, previa solicitud formulada por la propiedad de los terrenos donde se ubica, así como por el Ayuntamiento de Totalán, al que le corresponderían, por imperativo legal, las actuaciones correspondientes en materia de policía y disciplina urbanística. Este desgraciado accidente nunca debería haber ocurrido si el pozo hubiese sido construido con arreglo a la técnica minera, cumpliendo con todos los requisitos técnicos y de seguridad que requiere la construcción de este tipo de obras subterráneas, como así dispone el vigente Reglamento General de Normas Básicas de Seguridad Minera y sus Instrucciones Técnicas Complementarias, de ámbito y aplicación para todo el territorio de España. Es decir, debería haber sido protegido con tubería de chapa de acero y/o incluso cementado, con su brocal cerrado y alojado en el interior de una arqueta infranqueable de obra de fábrica de ladrillo u hormigón, dotada del sistema de cierre con llave o candado, así como debidamente señalizado para su fácil identificación por parte del resto de personas.

Pero no es tiempo ahora de dar clases magistrales ni de exigir responsabilidades, que sin duda alguna deberán ir cayendo en cadena sobre las cabezas de quienes hayan cometido, por acción u omisión, semejantes negligencias. No, no es tiempo de ello: lo que habría sido mucho más importante es haber contado a tiempo con los medios humanos y materiales necesarios para llevar a cabo el rescate de Julen en el menor tiempo posible, y para ello la que debería haber estado allí desde los primeros momentos es la Brigada de Salvamento de Hunosa, quien se ha destacado desde su creación como el mejor grupo de mineros de España. Sí, señores, sólo los integrantes de este excelso grupo de hombres, que han sabido pelearse generación tras generación en el rescate de víctimas de accidentes de todo tipo ocurridos en las entrañas de la Tierra, deberían haber estado allí ayudando a recuperar sano y salvo al pequeño e inocente Julen.

Pero la Brigada de Salvamento sólo fue solicitada por el Ejército Español, personalizado en la Unidad Militar de Emergencia (UME), cuyos mandos al frente del operativo, conscientes de la gravedad, fueron los únicos que solicitaron la intervención de la Brigada de Salvamento, fletando un avión militar para su traslado al lugar de los hechos, al ser conscientes de que todos los esfuerzos que se tenían que hacer se iban encontrando de bruces con las imparables manecillas del reloj. Lo vuelvo a repetir, el tiempo de los culpables ya llegará, pero por la incapacidad de unos cuantos Julen no pudo contar a su debido tiempo, es decir, ¡desde el minuto cero!, con el auxilio de los mineros asturianos, que habrían sido con toda seguridad los que mejor lo podrían haber ayudado en el penoso trance por el que está atravesando. Todo mi ánimo y esperanza para sus familiares y que esto sólo sea un mal sueño en sus vidas.