El presunto narco allerano Manuel Miranda Velasco llevaba escapado de la justicia desde 2001, pero pudo haber sido atrapado en 2014, cuando los agentes de la Policía lo reconocieron mientras seguían los movimientos de una red de traficantes. Sin embargo, en ese momento se les escapó de entre las manos. Tuvieron que esperar hasta hace unos meses para volver a dar con él, de nuevo en el marco de otra operación antidroga. Y es que, en una conversación entre dos traficantes, lo nombraron; eso fue lo que los puso tras su pista. Los seguimientos a familiares del allerano, que se desplazaban a Marruecos justo cuando Miranda se encontraba allí, terminaron por convencerlos de que era el escurridizo narco que andaban buscando desde hacía tanto tiempo.

El pasado 29 de enero lo detuvieron en un Ibis de Getafe. Al parecer, Manuel Miranda se comportó muy tranquilamente, asegurando que era ciudadano peruano. De hecho, su documentación, a nombre del empresario Bruno Michi Travia, era perfectamente legal. Cuando le tomaron las huellas de los dedos, los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) comprobaron que había deshecho literalmente los surcos de sus huellas dactilares, a base de quemarlas con líquidos corrosivos o deformarlas con cortes, un proceso que se prolongó durante mucho tiempo y fue muy doloroso, según indicó el jefe de la UDYCO en una entrevista televisiva. Miranda completaba su disfraz con injertos de pelo que disimulaban su calvicie. Además, llevaba una larga melena rubia.

Sin embargo, Manuel Miranda no contaba con un imprevisto. Y es que, cuando fue detenido en 1999, los agentes le tomaron las huellas no sólo de los dedos, sino también de las palmas de las manos y hasta del canto de las mismas. Fueron estas últimas las que permitieron identificarle sin lugar a dudas. Miranda, ya en prisión, sigue manteniendo que es peruano, e incluso su mujer se ha desplazado a Madrid para mostrar a los agentes diversos documentos, incluida una partida de nacimiento. Se acaba así la carrera de este antiguo funcionario de prisiones, que estuvo destinado en Vizcaya, El Dueso, en Cantabria, y también en la cárcel asturiana, aunque nunca llegó a trabajar en ella. Al parecer, Miranda desarrolló el llamado "síndrome del Norte", debido al estrés de trabajar en una prisión durante los años más duros de ETA. En 1996 le dieron la baja, y aunque en 2000 lo echaron tras ser detenido en relación con el alijo del buque "Regina Maris", por el que fue condenado Laureano Oubiña, en 2008 tuvieron que readmitirle y pagarle todo los sueldos atrasados, y eso que ya había puesto tierra de por medio, primero a Senegal, donde al parecer llegó a vivir en una cabaña en pésimas condiciones. En 2010 le expulsarían definitivamente, pero hasta ese año estuvo cobrando la baja de Instituciones Penitenciarias.

A Manuel Miranda le buscan en relación a dos causas de narcotráfico, una de ellas por el alijo de 3,5 toneladas de cocaína que se encontraron en el torpedero alemán "Cork", una operación que llevó a cabo la organización de José Ramón Prado Bugallo, "Sito Miñanco". Otra investigación, de 2001, la "Grumete", también le relacionaba con el aparato del narcotraficante gallego. Ahora tendrá que responder de estos delitos, aunque hay quien considera que podrían haber prescrito.