El matrimonio vivía con sus dos hijos, de cinco meses y tres años y medio, en una casa situada en el término municipal valenciano de Godella. Según las distintas fuentes consultadas por el diario "Levante-EMV", del mismo grupo editorial que LA NUEVA ESPAÑA, la pareja padecía cierto desequilibrio mental y vivía de forma ilegal como okupas en una vivienda y en condiciones deplorables.

Las mismas fuentes subrayan que los Servicios Sociales municipales habían abierto un expediente debido a los problemas mentales de los progenitores y la desatención en la que vivían los menores. Esta medida podía conllevar la retirada de la custodia y el ingreso de los pequeños en un centro de atención a menores de la Comunidad Valenciana.

El pequeño, de tres años y medio, estaba escolarizado en el colegio público de Rocafort.

Al cierre de esta edición, los investigadores todavía seguían recogiendo pruebas tanto en el interior de la casa como en los alrededores y donde hallaron los cuerpos de los niños. También se estaba a la espera de que el juez ordenase el levantamiento de los cadáveres.