La muerte de Julio Martín Díez se debió a un fuerte traumatismo craneal, según la autopsia practicada en la mañana de ayer en el Instituto de Medicina Legal. El cicloturista fallecido a mediodía del domingo en la Senda del Oso, cerca de Caranga, en Proaza, iba sin casco en el momento del accidente, aunque es dudoso que este elemento de protección hubiese evitado su muerte tras una caída libre de siete u ocho metros. Todo apunta a que la barandilla cedió mientras estaba apoyado haciendo una llamada, motivando que el ciclista se precipitase hacia la carretera del puerto de Ventana (AS-228). Un coche estuvo a punto de atropellarlo. Murió en el acto. Tras la autopsia, el cadáver fue trasladado al tanatorio de Santa Teresa en Cuéllar, localidad de la que procede su mujer y en la que él mismo residió muchos años. Julio Martín, ingeniero de 60 años y padre de dos hijas, era natural de la localidad segoviana de Vallelado y ahora vivía en el distrito Parquesol de Valladolid.

Ayer se conocieron nuevos detalles de este accidente, que pone sobre el tapete el estado de abandono en el que se encuentra la Senda del Oso, que atrae todos los años a miles de usuarios. La esposa del fallecido iba unos cientos de metros más atrás que su marido y no se percató del accidente que este acababa de sufrir, continuando la ruta hasta el embalse de Valdemurio, ya en el concejo de Quirós. Allí estuvo esperándole una hora y extrañada de su tardanza volvió hacia atrás, momento en el que otros ciclistas le informaron de lo que había ocurrido. Los agentes no habían podido identificar al accidentado, ya que no llevaba documentación consigo.

El accidente se produjo en un tramo de la Senda del Oso en la que hubo un argayo hace unos meses, aunque ya había sido retirado. Apenas hay valla en esta zona, donde se han colocado cintas para advertir del peligro. El tramo de valla en el que se supone que se apoyó el infortunado cicloturista es de la poca que aún queda en pie.

El alcalde de Proaza, Ramón Fernández, indicó que en la zona donde se produjo el accidente no había valla, ya que el tramo estaba en obras e indicado con cintas advirtiendo del peligro. Aseguró que no había dado tiempo a reponerlas. El argayo que provocó estos trabajos fue retirado ya antes de Semana Santa, con el fin de tener la senda expedita para los numerosos turistas que la visitan en esas fechas. De cualquier modo, admitió, su Ayuntamiento tiene poco presupuesto para afrontar el mantenimiento de una pista tan larga.

Por otro lado, la Corporación de Teverga, presidida por María Amor Álvarez (IU), ha pedido un plan integral del Principado para reparar la senda, que presenta un estado muy deteriorado en algunos tramos, los más castigados por las inclemencias del tiempo. Este Ayuntamiento ya solicitó la sustitución de todas las barandillas. El alcalde de Quirós, Ovidio García (PSOE), pidió un convenio entre el Principado y los ayuntamientos de la senda que permita afrontar el coste de mantenimiento de la ruta. Y no se mostró contrario a articularla a través de la Fundación Oso, que ha hecho un ofrecimiento para hacerse cargo de la senda. También considera necesario colocar carteles advirtiendo del riesgo evidente de la senda.

En 2005 falleció otra cicloturista en la senda, al apoyarse en una valla, que cedió, para hacerse una foto. El Juzgado contencioso número 2 de Oviedo condenó a la Mancomunidad de los Valles del Oso a pagar casi 140.000 euros por el deficiente estado de la valla.