La sección segunda de la Audiencia considera que el error cometido tanto por el forense como por los médicos de la prisión de Asturias al dar por muerto Gonzalo Montoya, más conocido como "el preso resucitado", estaba justificado a la vista de los indicios, esto es, la ausencia de signos vitales y la presencia de papel de plata y otros elementos que apuntaban al consumo de un "chino" de heroína. Por eso rechaza las pruebas solicitadas por el letrado de Montoya, Iván Cortina, del despacho de Luis Tuero, en el sentido de aclarar cómo se realizó el examen al preso en la celda de la cárcel de Asturias. Los abogados de Montoya habían solicitado información sobre si se había expedientado a la forense que erróneamente dictaminó el fallecimiento del preso. El tribuna deberá dirimir ahora si se reabre la investigación penal de este caso.

Los letrados de Montoya simplemente querían "determinar las dimensiones o categoría del error que se ha producido". Pero el magistrado de la sección segunda considera que esas pruebas "resultan en principio excesivas por su multiplicidad y complejidad". Haciendo suyos los argumentos del fiscal, el tribunal entiende que "la muerte que de forma errónea se creía, tenía un fundamento médico sólido, no sólo en la falta de constantes vitales sino además en el previo consumo de tóxicos".

En las proximidades de la cama de Montoya "se encontraron unos restos de papel de plata quemados y en la mesa de la celda más restos y unos blíster con pastillas ("orbenín" de 500 mg. y unas pastillas a granel por identificar), presentando el interno un trastorno adaptativo, sospechando así de una muerte por reacción adversa a fármacos".

Con su solicitud, la defensa pretendía obtener pruebas de que efectivamente se había producido un error, de cara a la reclamación que se ha presentado ante la Administración penitenciaria. Montoya ha solicitado el pago de una indemnización de 50.000 euros por el daño moral sufrido tanto por él como por su familia, así como por el riesgo de morir de verdad a consecuencia del fallido diagnóstico de su fallecimiento. Esta última reclamación ha quedado en suspenso en tanto se dirime el proceso penal.

Nuevo protocolo

Que de alguna forma se cometió un error con Gonzalo Montoya lo demuestra el hecho de que Instituciones Penitenciarias estableció un nuevo protocolo para estos casos, de forma que ahora sólo se determinará la muerte si se realiza un electrocardiograma. La prisión disponía de un aparato para hacer esta prueba, pero estaba en las dependencias de la enfermería y no podía ser desplazado hasta la celda del preso para determinar de forma fehaciente que había fallecido, algo que en realidad no ocurrió.

Montoya se despertó en la morgue cuando estaban a punto de hacerle la autopsia y fue traslado al HUCA, donde estuvo ingresado hasta su regreso a la cárcel. Montoya salió de prisión el pasado 22 de agosto. Desde entonces ha tenido algunos problemas con la ley.