Los pilotos del avión de pasajeros SSJ-100 que se incendió en Moscú el pasado 5 de mayo, con un resultado de 41 muertos, aterrizaron con sobrecarga y no abrieron los flaps, según un informe de la agencia de aviación rusa, Rosaviatsia. Según sus conclusiones, el piloto realizó unos movimientos bruscos con la palanca de mando antes del accidente, desestabilizando el morro del avión. Además, el aparato comenzó la maniobra de aterrizaje con 1,6 toneladas de sobrepeso, error que finalmente resultó funesto.