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Diez años del espeluznante crimen de Vallobín: dos de sus autores, ya en la calle

Ahogaron a María Luisa Blanco con el contenido de una botella de whisky y luego la descuartizaron

Diez años del espeluznante crimen de Vallobín, una década de la macabra noche de San Juan de 2009 en la que cuatro desalmados mataron a María Luisa Blanco, una discapacitada de 34 años, de una forma cruel: la obligaron a estar de pie durante horas, mientras la golpeaban con una barra de hierro y un palo de escoba, para luego ahogarla obligándole a ingerir el contenido de una botella de whisky. Tras provocarle la muerte, a su hermano Pablo le tocó descuartizarla en la bañera. Cuando los agentes entraron en el "piso de los horrores", hallaron la cabeza de la mujer y otras partes del cuerpo en la nevera.

Diez años después, solo dos de los condenados por aquel crimen, Jesús Villabrille (al que impusieron 96 años de cárcel, rebajados luego a 77) y Cristian Mesa, que paga 62, siguen en prisiones fuera de Asturias. Tanto Pablo Blanco como Larisa L. R. ya están en la calle, el primero en un piso tutelado, desde finales de 2017. A Pablo se le puede ver a menudo por Oviedo, sobre todo en el barrio de Pumarín, donde frecuenta una asociación. Larisa, de 27 años, ha solicitado trabajo de peón en el Ayuntamiento de Oviedo, pero la han rechazado.

Para comprender la ordalía ocurrida en aquel piso del número 19 de la calle Mariscal Solís hay que empezar por hablar de sus moradores. La víctima vivía con su madre, Rosario Blanco, una mujer con una minusvalía mental, y su hermano, Pablo Luis Blanco, también con una inteligencia límite. Totalmente abandonados por los Servicios Sociales, vivían de sus pensiones y eran un blanco fácil para los tres individuos que entrarían en sus vidas en julio de 2008. Pablo Blanco se hizo amigo de Cristian Mesa, al que llevó a vivir a su casa. Un mes después, entraron como inquilinos un amigo de Cristian, Jesús Villabrille, "El Duque", y su pareja, Larisa L. R., de 17 años, con la que acababa de tener un bebé.

Desde diciembre, Villabrille, espoleado por Larisa, comenzó a ejercer un dominio despótico sobre los moradores, sometiéndolos a violencias sin cuento y privación de alimentos, por pura diversión. También se apoderaba de sus pensiones, con las que compró consolas, teléfonos, accesorios informáticos y hasta una moto. Las vejaciones y las torturas fueron a más, llegando a obligar a los hermanos a realizar actos sexuales, beberse su propia orina o autolesionarse. Pablo Blanco llegó a apuñalar, por orden del "Duque", a su hermana, que se oponía a aquel régimen propio de un campo de concentración. La noche de San Juan de hace diez años, Larisa inició la discusión que llevó a la muerte de María Luisa. Jaleó a los agresores y cuando finalmente murió María Luisa, puso el pie sobre ella y exclamó: "¡Ahí tienes tu merecido, guarra, zorra!".

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