"Ahora sólo nos preocupa la recuperación de Julio. No hemos tomado ningún tipo de represalia contra el agresor y los suyos, y no hemos sido nosotros quienes han desvalijado sus casas". Así se ha pronunciado la familia del gitano herido grave en una pelea en Llaranes hace dos semanas. Denuncian que mientras la víctima se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), "hay gente que se está aprovechando de la situación". Se refieren a que tras el grave suceso, el entorno de los supuestos agresores, también gitanos con origen en el norte de Portugal, se marcharon casi con lo puesto de Avilés para evitar represalias y ahora, tal y como explica el entorno del agredido, "han saqueado sus viviendas". "Ha sido otra gente. Nosotros no", aclaran.

Según testigos, la agresión que desencadenó esta escalada de tensión tuvo lugar el 16 de julio. Sobre las 22.30 horas, la víctima se puso a discutir con un hombre en un bar del Cruce, en el fabril barrio de Llaranes. "Empezaron a meterse el uno con el otro por temas de raza", explica una persona que presenció los hechos. Fue entonces cuando L. B. y su hijo, L. P. B., intermediaron en la disputa y pegaron un sopapo a la víctima. Parecía que todo se había calmado, pero no. Unas horas más tarde, ya en la madrugada del día 17, trabajadores de la zona vieron cómo un grupo "de entre seis o siete personas" tenían rodeado al afectado en un garaje. "Cuando lo tenían acorralado se escuchó un golpe fortísimo. Todos echaron a correr y Julio se quedó tendido en el suelo. Sangraba muchísimo y tenía los ojos en blanco", relata una de las personas que auxiliaron a la víctima hasta la llegada de los servicios de emergencia, que trasladaron al herido al hospital.

Además de los profesionales sanitarios, al lugar de los hechos acudieron varias patrullas de la Policía Nacional, que desde entonces investiga el caso. Dos días después del suceso, uno de los implicados en la agresión se presentó en la comisaría por consejo de su abogado. Pese a que aseguró ser un mero testigo de la disputa, fue detenido. Los agentes están llevando el asunto con máxima discreción. Afirman que las investigaciones están muy avanzadas y no se descartan nuevas detenciones en las próximas horas. También que pretenden que los ánimos entre las familias se calmen. No quieren que acaben tomando la justicia por su cuenta.

También pide intimidad la familia más próxima a la víctima, que desde el suceso no se ha separado del hospital en el que permanece ingresado Julio. "Es una buena persona. Nunca generaba problemas con otros clientes", afirman en algunos de los establecimientos del Cruce que solía frecuentar la víctima. De los agresores, los vecinos aseguran que se trata de personas "muy conflictivas". "Cabía esperar que sucediese algo así con ellos de por medio", relatan.

Por otro lado, la familia del herido insiste en que no se han acercado a los agresores y su entorno. "Han abandonado sus casas y les han robado. Pero nosotros no fuimos. No les hemos hecho nada. Queremos que quede bien claro, porque nos están señalando a nosotros y es mentira", insisten.