El niño de 3 años que resultó herido grave ayer por la tarde en el santurario de Covadonga, al caer desde un muro de unos seis metros de altura, ha fallecido esta mañana en el Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA), donde estaba ingresado tras el infortunado suceso que ha conmocionado a todos en la Iglesia asturiana. El dolor generalizado y el acompañamiento a la familia lo transmitía esta misma tarde el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en las redes sociales: "La triste noticia del pequeñín fallecido tras el accidente en Covadonga nos deja conmovidos y sin palabras por tamaño misterio", dice el arzobispo. Sanz Montes apela a la fe de la familia del niño para salir adelante en un trance tan doloroso. "Él ha llegado ya a a ese paraíso eterno hacia el que con lágrimas seguimos como peregrinos. Que María le acoja y sostenga a su familia dentro de tanto dolor".

El niño entró en muerte cerebral esta mañana y finalmente se determinó su fallecimiento en torno a la una de la tarde. El pequeño se encontraba junto a sus padres y una hermana un poco mayor que él haciéndose una fotografía en una de las almenas existentes a la entrada de la santa cueva. Por razones desconocidas, el pequeño se precipitó al pasaje que une el Gran Hotel Pelayo y la casa de ejercicios, quedando tendido en el suelo.

Profunda consternación en el Real Sitio

El accidente se produjo poco antes de las seis y media de la tarde. La familia del menor estaba muy asustada por lo ocurrido y lo sucedido ha provocado una profunda consternación entre los responsables del Real Sitio de Covadonga y los peregrinos que estos días están acudiendo en gran número al enclave religioso.

El pequeño fue atendido inicialmente por un pediatra que se encontraba en la zona y por el personal sanitario de la ambulancia que permanece de forma habitual en Covadonga. Mientras tanto, se trasladó el aviso al Servicio de Asistencia Médica Urgente de Asturias (SAMU), que acudió con una UVI móvil del Hospital de Arriondas, y tras una primera atención para estabilizar al niño envió un aviso al Centro de Emergencias del SEPA solicitando la asistencia del helicóptero medicalizado del Grupo de Rescate de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias para trasladar al pequeño al HUCA. Pese a los esfuerzos del personal sanitario la situación del pequeño se complicó notablemente con el paso de las horas y finalmente nada se pudo hacer por su vida.

La angustia de su hermana

Fueron varios los testigos del drama que se vivió la tarde del lunes en Covadonga. Uno de ellos es Dani Menéndez Mata, de 21 años, empleado del Hotel Rey Pelayo que ayer estaba trabajando en la barra de la cafetería de la instalación hotelera cuando se percató de que fuera del establecimiento se oía un gran griterío.

"Escuché voces y me dio por salir para ver qué pasaba. La gente estaba gritando que había caído un niño del muro abajo y al mirar le ví allí, tendido en el suelo, boca abajo, en el primer descansillo de las escaleras. En vez de llamar al 112 salí corriendo a buscar al personal de la ambulancia que está siempre en el santuario, para que vinieran a auxiliarle", recordaba.

Fue el técnico de la ambulancia el que se encargó de llamar a la UVI móvil, para que se hiciera cargo de una situación tan grave. Dani Menéndez rememora que "lo que se decía en esos momentos es que el niño había caído al hacerse una foto. Que estaba sentado en el muro y que cayó de espaldas". Un golpe que le habría provocado un gran traumatismo, pero que no generó ninguna herida abierta. "La primera en atenderle, por lo visto, fue una pediatra que estaba en el santuario, fue la que le puso la vía y le prestó los primeros auxilios, hasta que llegó la UVI y se lo llevaron para ser trasladado en helicóptero", añade el camarero.

Menéndez sostiene que los padres del chiquillo -la familia tiene vículos con Madrid y con Zaragoza- mostraron inicialmente gran entereza, sobre todo por intentar tranquilizar a la hermana del niño fallecido que estaba gritando muy asustada. Un susto que no se les pasa a los trabajadores y al personal más vinculado al santuario asturiano. "Nunca oí que hubiera sucedido nada igual en Covadonga, ni en los dos años que llevo trabajando en el hotel, ni en los 14 años que estuve aquí en la Escolanía", lamentaba el joven trabajador, profundamente consternado.

El abad, conmocionado

"Es una situación terrible, pero estoy seguro de que la Virgen, junto con su hijo Jesucristo, se lo ha llevado al Cielo, porque es un ángel", ha manifestado el abad de Covadonga, Adolfo Mariño, al conocer por LA NUEVA ESPAÑA la muerte del niño de 3 años que sufrió cayó desde más de cuatro metros junto a la entrada de la santa cueva.

Mariño ha admitido que en el santuario están llevando "muy mal" el suceso, sobre todo por los padres, la hermana y el resto de la familia del niño. "Y también por nosotros, porque es terrible que un sitio de gozo y esperanza como es éste se vea nublado y sufra esta tormenta. Es tremendo", indicó el abad, que ha manifestado su apoyo a los progenitores. "Solo nos queda rezar. No hay palabras para afrontar esta situación. Sobran todas las palabras", ha añadido.