"La ruta del Cares se está 'vendiendo' como una senda turística, pero no es un paseo, sino una trampa mortal", alertó ayer el presidente de la Federación de Montañismo del Principado de Asturias (FEMPA), Juan Rionda, veinticuatro horas después de que falleciera una senderista gijonesa de 65 años que realizaba por primera vez el recorrido, al precipitarse al río desde una altura de 100 metros. Señaló que cubrir la ruta, de Poncebos a Caín, ida y vuelta, supone caminar 22 kilómetros, una distancia que no es apta para cualquiera, pese a que técnicamente no es un recorrido difícil.

El "problema" es que quienes realizan la ruta llevan "sin saberlo la espada de Damocles sobre sus cabezas". Porque "el Cares es un abismo: a una orilla de la ruta hay un abismo casi permanente de 50 y 60 metros de altura. Y en la otra orilla una ladera en la que se registran desprendimientos de rocas de manera casi continua", resaltó Rionda. Con "un añadido", el inicio desde Poncebos supone superar un desnivel de casi 400 metros, una ascensión en la que el corazón sufre, pese a lo que "se ven abuelas, niños, zapatos de tacón de aguja... de todo", subrayó el montañero. Más aún: "El problema, más que subir, es a menudo bajar, el regreso, porque ahí se une que te relajas a que vas ya cansado", añadió.

Hasta aquí el diagnóstico, ahora el tratamiento propuesto: "Hace falta informar a los senderistas de que es una ruta muy peligrosa, que requiere unos mínimos en materia de calzado, hidratación... Llevamos mucho tiempo reclamando la presencia de personal que informe a los senderistas que la transitan de su peligrosidad y los requisitos para recorrerla. Y que se cobre una ecotasa, que serviría para pagar a esos trabajadores, e incluso para tener una ambulancia o un puesto de Protección Civil permanente", indicó.

Rionda cree que la senda del Cares, donde se llegan a contabilizar hasta 4.000 usuarios en un solo día en verano, debe prohibirse a los menores, sobre todo a los más pequeños, que son a veces "incontrolables". Porque "un simple tropezón puede suponer la muerte", insistió. Reclamó "una normativa mínima", porque sin ella "seguirá habiendo muertos sin parar".

Las peticiones de la Federación

Informadores. Los montañeros reclaman que haya en la ruta personal que informe a los senderistas de la peligrosidad del recorrido y de los requisitos mínimos para recorrerla.

Ecotasa. La FEMPA aboga por cobrar una ecotasa a los senderistas. El dinero serviría para pagar a los informadores, los folletos explicativos y una ambulancia permanente en la zona.

Requisitos mínimos. La Federación considera necesario impedir la presencia de menores de edad en la ruta, así como de personas que no estén en condiciones físicas adecuadas y aquellas que no lleven el material adecuado para recorrerla, en especial calzado e hidratación suficiente.