Tres individuos encapuchados culminaron, entre el domingo y el lunes, una madrugada de fechorías. El plan comenzó en Oviedo, donde se llevaron la recaudación de una máquina tragaperras. De allí partieron hacia Siero, deteniéndose en el polígono Natalio, en Paredes. Allí forzaron dos máquinas de juego, abandonando el lugar mientras la Policía Nacional y la Guardia Civil les pisaba los talones. Finalmente, el coche en el que habían cometido los delitos apareció incendiado en una vía de servicio próxima a Gargantada.

El reloj marcaba las dos y media de la madrugada cuando saltaron las alarmas de un local en Oviedo, primera parada de la noche para el trío de encapuchados. Allí las cámaras ya detectaron que se trataba de un Seat León rojo -que empezó a buscar la Policía Nacional-, pero del que no consiguieron captar la matrícula completa.

Algo que sí pasó en Paredes. Eran las tres menos diez de la madrugada. El vehículo entró hacia los surtidores. Sin embargo, dio marcha atrás de repente, bajándose los dos pasajeros, mientras el conductor permanecía en el interior. Estos agarraron una tapa de alcantarilla y la emprendieron a golpes contra la luna de la cafetería de la estación de servicio. En el interior, junto a la caja, había un empleado, en el que los ladrones no repararon y que fue quien activó la alarma silenciosa del establecimiento.

Con todo, los dos malhechores no tardaron más de dos minutos en forzar las tragaperras con la misma tapa de alcantarilla que habían empleado a modo de "llave". Rápidamente salieron, se introdujeron en el coche y continuaron su ruta. La Guardia Civil llegó apenas diez minutos después, a las tres de la madrugada, pero no halló rastro de ellos en el lugar.

Pocos minutos después, los agentes de la Benemérita dieron con el vehículo, que estaba ardiendo en una vía de servicio en las proximidades de Gargantada.

La investigación sigue abierta, mientras la gasolinera continuó funcionando con normalidad después del susto. Era el primer robo que sufrían desde su apertura en 2012.