La Audiencia Provincial de León acogerá hoy el inicio del juicio contra el que fuera segundo entrenador del club ovetense Grisú de fútbol femenino, P. M. F., y una de sus jugadoras, A. F. G., con la que mantenía una relación secreta y a la que supuestamente obligó a fotografiar con fines pornográficos a sus compañeras, a sus hermanas y a contactar incluso con una menor de edad con la que el hombre querría haber mantenido relaciones sexuales.

La Fiscalía solicita para él 29 años y tres meses de prisión por un delito continuado de vulneración de la intimidad, tres delitos de utilización de menores con fines pornográficos, otro de captación de menores con los mismos fines y otro de posesión de pornografía infantil. Para la mujer implicada se solicitan cinco años y diez meses de cárcel.

Según el escrito de calificación provisional del ministerio fiscal, A. F. G., de 36 años, llegó al club de fútbol en septiembre de 2016 y solo uno o dos meses después inició una relación secreta con el segundo entrenador y delegado del equipo, que comenzó a pedirle que hiciese fotos con el móvil a sus compañeras de equipo mientras se encontraban en el vestuario duchándose o cambiándose de ropa.

Pese a sus reticencias iniciales, la ahora acusada comenzó a hacer las fotos en diciembre de 2016, hasta que acabó la temporada, en mayo de 2017. La jugadora hizo fotos y vídeos de una decena de jugadoras mayores de edad, pero también de otra menor, con solo 16 años en aquella época. En las fotos se aprecian desnudos integrales.

Según la Fiscalía, entre los meses de mayo y julio de 2017, el hombre logró además convencer a su novia de que le suministrara material de contenido sexual de sus hermanas -una menor discapacitada psíquica de 16 años y otra de tres años y medio- residentes en Villablino (León), bajo la amenaza de romper la relación si se negaba a hacerlo. Así que la mujer, cuando quedaba al cuidado de las menores, realizaba con ellas juegos de contenido expresamente sexual, de manera que exhibieran sus genitales de forma explícita ante la cámara de fotos.

La mujer enviaba de inmediato las fotos a su novio a través de Whatsapp y hacían comentarios sobre los pormenores de las imágenes y los vídeos.

El hombre siguió presionando a su novia, esta vez para que le enviase fotografías obtenidas de internet, de naturaleza sexual y de menores, y que además las comentase.

Todo el asunto salió a la luz al saberse que, haciéndose pasar por representantes del grupo musical "Gemeliers", tanto el entrenador como la jugadora habían contactado a través de Facebook con otra menor, esta de 14 años, residente en San Sebastián y bajo la tutela de la Diputación Foral de Guipúzcoa. A esta adolescente la convencieron para que les enviase fotografías suyas en las que aparecía desnuda. El señuelo era que querían comprobar si podía participar en el rodaje de un videoclip musical. La realidad era que él quería mantener relaciones sexuales con ella.