"Todo empezó como un juego, él me ponía retos y tenía que ir superándolos", aseguró ayer, en la Audiencia de León, la joven de 22 años A. F. G., que tomó imágenes subidas de tono de sus compañeras del club de fútbol Grisú de Oviedo y de sus hermanas para entregárselas a su novio, P. M. F., que era el segundo entrenador del equipo. Los dos admitieron los hechos y aseguraron que no eran "conscientes de que fuese ilícito, de las consecuencias". La joven también reconoció que ayudó a su todavía hoy pareja, de 39 años, a contactar con una adolescente tutelada donostiarra a través de Facebook, de la que obtuvo fotos eróticas y con la que pretendía quedar para tener relaciones sexuales, aunque ahora lo niega.

El fiscal pedía 29 años de cárcel para él y siete y medio para ella, pero ayer se conoció la rebaja que propone a los acusados, y que estos aceptaron, aunque no las acusaciones particulares, motivo por el que el juicio siguió su curso. En resumen, el fiscal considera que concurren las atenuantes de confesión, porque la chica acudió a la Guardia Civil a contar lo ocurrido, y reparación del daño, ya que han consignado las indemnizaciones.

En el caso de P. M. F., concurre además la atenuante de enajenación mental: sufre de fetichismo, solo se excita con objetos o fotografías, y tiene un comportamiento infantil. La propuesta del fiscal le dejaría el asunto en seis años de cárcel, que no cumpliría, ya que el ministerio público pediría la suspensión de condena, aunque tendría que estar quince años en libertad vigilada, sometido a tratamiento, revisable cada seis meses. Para el fiscal Ismael Tascón, la entrada en la cárcel solo agravaría su estado y hay que darle "una segunda oportunidad", aunque haya cometido actos repulsivos. Al fin y al cabo, indicó, no tocó a las chicas ni a las menores, y todo quedó en el ámbito privado, sin que distribuyese el material.

En el caso de su novia, todo le quedaría en dos años. De nuevo, para el fiscal, influyen las circunstancias: tiene una hermana con cáncer, otra discapacitada y una tercera de cinco años. Su madre falleció, por lo que "terminará cuidándolas ella".

Pero no es tan fácil para los letrados de las víctimas, Jaime Carbajal y Alberto Rendueles. A. G. F. fue a confesar a la Guardia Civil de Villablino cuando supo que los educadores de la menor contactada por internet iban a denunciar. Ante los agentes dijo que estaba coaccionada por su entrenador y que la maltrataba -ayer lo negó-, pero no coló y los agentes cazaron al vuelo que estaba implicada. Ninguno de los dos estaba a tratamiento en 2016 y 2017, cuando ocurrieron los hechos, lo empezaron meses después. El segundo entrenador dice que se trató cuando tenía 15 años por su adicción a los teléfonos eróticos -"una tontería"- y más tarde por depresión. El asunto del fetichismo, según su psiquiatra, "no tiene cura", pero sabe que actúa mal y puede dominar sus impulsos.