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Relato del accidente de Llanes: "El golpe fue muy fuerte, mi mujer se asfixiaba"

"Quedé atrapado, el dolor es insoportable", resalta el padre de la familia que iba en el furgón l Operan al niño herido, que sufre un traumatismo craneal

Un bombero junto a la furgoneta siniestrada. SEPA

Regresaban a Bilbao tras haber participado en una feria en Asturias. Un poco antes se habían detenido para estirar las piernas. Johnny Lasprilla, de 29 años, iba durmiendo, mientras conducía su mujer, Patricia, de 49. En la furgoneta, cargada de material para la venta, iba además el hijo de ambos, Rafael, de ocho años, también adormecido. De repente, esta familia de origen colombiano se encontró al borde de la muerte. "Yo solo oí un golpe y cuando quise darme cuenta la furgoneta ya había volcado. Entonces nos pegó en la parte de abajo la patrulla de Tráfico. El golpe fue muy fuerte. Yo no podía moverme, estaba atrapado por las piernas. Veía a mi mujer asfixiándose y mi hijo estaba inconsciente. Gracias a que los bomberos llegaron pronto", aseguraba ayer Johnny Lasprilla, tras ser trasladado desde el Hospital de Arriondas al HUCA, donde ya estaba ingresados sus mujer y su hijo.

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Es el que salió mejor parado de los tres. "Se me salió del sitio el tobillo. El dolor es insoportable, estoy con tranquilizantes", aseguró. Su mujer sufrió la fractura de cinco costillas y una perforación pulmonar. Está en la UCI y tendrán que operarla. El que peor pronóstico presenta es el pequeño Rafael, que sufrió una fractura de fémur y un traumatismo craneal. Ayer lo operaron de la pierna a las doce y media del mediodía. Antes no se habían atrevido debido al golpe recibido en la cabeza. A eso de las ocho, Johnny Lasprilla esperaba que le informasen sobre la evolución del pequeño. "Tras el accidente quedó inconsciente, pero empezó a llorar cuando lo llevaban a ambulancia. Es buena señal. Luego lo durmieron", relató este padre.

En la sala de espera de la UCI Pediátrica, la madre de Johnny, María, y su hermana, Karen Lasprilla, esperaba ansiosas noticias. Estaban un poco molestas porque nadie en el Hospital les informaba de nada. Se habían desplazado desde Bilbao nada más conocer el percance sufrido por la familia. "Patricia dice que llevaban unos cincuenta kilómetros desde que habían parado para estirar las piernas cuando escuchó una explosión (presumiblemente el reventón de la rueda que causó el siniestro). Luego les golpearon por debajo. Ella no puede explicárselo, porque dice que no veía luces ni por delante ni por detrás", indicaron las dos familiares. Con cinco costillas rotas y perforación de pulmón, la mujer estaba "bastante mal". Su única preocupación es que su hijo Rafael pueda salir del trance.

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