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La "banda del Seat" castiga a negocios que ya sufrieron otros asaltos: tres nuevos robos en una noche

Las fuerzas de seguridad investigan tres atracos en Gijón, Granda y Blimea y los robos de un Audi A4 en Lugones y un Seat Ibiza en Avilés

La carnicería asaltada en Blimea. FERNANDO RODRÍGUEZ

La "banda del Seat León" ha vuelto a actuar. O al menos eso consideran los investigadores de la Policía Nacional y de la Guardia Civil después de los tres últimos atracos registrados en la madrugada del jueves al viernes. Al menos dos de ellos, cometidos en Gijón y Granda (Siero), responden al modus operandi de este grupo de delincuentes, al utilizar el método del alcantarillazo para reventar las lunas y acceder al interior de los locales. El tercero, en Blimea (San Martín del Rey Aurelio), tiene connotaciones distintas. Lo que sí revelan las pesquisas es que la "banda del Seat León" castiga a negocios que ya sufrieron atracos en ocasiones anteriores.

A estos asaltos se suman los robos de un Audi A4 sustraído en Lugones y de un Seat Ibiza en Avilés, que podrían haber sido vistos en alguno de los atracos, según fuentes conocedoras de las investigaciones.

Uno de los asaltos se produjo de madrugada en el bar Cuqui de Granda (Siero), competencia de la Guardia Civil de la Comandancia de Gijón. Según explicó su propietario, un testigo logró coger la matrícula del coche y ver que "eran tres encapuchados con pasamontañas". Destrozaron el cristal de seguridad con la tapa de una alcantarilla y "se llevaron la recaudación de la máquina tragaperras". Este hostelero ya sufrió el año pasado un asalto similar. "Fue exactamente lo mismo. Esto es un desastre", afirmó. Fuentes de la investigación indicaron que el vehículo utilizado pudo ser el Audi A4, aunque de momento no están confirmados más datos.

Otro de los asaltos que previsiblemente cometió la "banda del Seat León" la pasada madrugada tuvo como escenario la sidrería El Playu, en el número 80 de la avenida de Galicia, en el barrio gijonés de La Calzada. Los investigadores trabajan principalmente sobre la hipótesis de que los miembros de este grupo criminal sean los autores, aunque no se descartan otras opciones puesto que este establecimiento hostelero ha sufrido múltiples robos en los últimos años que nada tenían que ver con esta banda que trae de cabeza a los cuerpos policiales de la región.

El nuevo asalto en Gijón -la semana pasada presuntamente violentaron otros dos negocios- tuvo lugar en torno a las seis y veinte de la mañana. Para acceder al interior destrozaron una cristalera que ocupa gran parte de la fachada del negocio. Una vez dentro reventaron las dos máquinas tragaperras del local para llevarse todas las monedas. "Las destrozaron y se lo llevaron; además del daño económico que ocasiona, también está el problema de tener que abrir más tarde pese a tener reservas para comer", lamentó el responsable de la sidrería, en la que no sonó la alarma hasta la llegada de la Policía Nacional porque "el sensor no detecta la zona en la que estaban los ladrones ".

El tercer asalto que investiga la Policía Nacional fue en una carnicería de Blimea que, tras cambiar de gerencia, no había llegado a abrir sus puertas. El dueño del negocio estaba trasladando la mercancía para inaugurar el establecimiento el próximo miércoles, además de otro en Laviana.

Los ladrones se llevaron "unos cuantos jamones ibéricos, quesos, cecinas, dos cajas de lomos adobados", aseguró el gerente del local, que no pudo precisar con detalle lo sustraído y que está pendiente de cuantificar el importe de la mercancía que falta en el establecimiento. Sobre las siete de la mañana recibió la llamada del dueño del local que había alquilado días atrás, que fue durante décadas Carnicería Sofía y al que todavía no había cambiado el nombre. Entonces se enteró de que los ladrones habían accedido por el solar de la parte trasera y que fue el propietario de la finca el que dio la voz de alarma. "Fue a ver a los perros que están allí y vio que había mercancía tirada por el suelo", indicó el propietario del negocio, que añadió que "nadie oyó nada".

La puerta del patio estaba rota, la cámara abierta y faltaba parte de la mercancía que había guardado para poner en marcha los dos locales. Todo un varapalo para los comienzos de un negocio.

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