El pasado 27 de diciembre se cumplieron siete años de la desaparición de Cristian González Cueli, un lavianés residente en Gijón cuyo paradero es un misterio desde que acudiese al Alto de la Madera a saldar una deuda con el propietario de un taller. Este aseguró que después de pagarle le trasladó hasta Pola de Siero, donde Cristian Cueli se montó en un coche de alta gama, concretamente un Porsche, en el que iban uno o dos individuos, pero la Policía no ha podido determinar si esta versión se acomoda a la realidad. La familia está "a la espera de un milagro, de que a alguien se le escape algún detalle que lleve a la resolución del caso", como indicó ayer mismo Mikel Ardines, cuñado del desaparecido.

El caso es que en los últimos meses han surgido hasta dos pistas nuevas que han llevado a los agentes a movilizarse. En septiembre, por ejemplo, el testimonio de un vecino de Cabrales movió a los agentes de la Policía, junto a la Guardia Civil, a rastrear incluso con medios aéreos varias áreas de este concejo, en torno al pueblo de los padres del que fue considerado por la Policía como principal sospechoso del caso, el hombre que vio por última vez Cristian Cueli en el Alto de la Madera. Los agentes también rastrearon algunas zonas de monte donde hay varias cuevas, ante la posibilidad de que el cuerpo hubiese sido arrojado a alguna de ellas, pero la búsqueda no obtuvo ningún resultado, para desmayo de la familia, que pensaba que por fin se había dado con una pista segura. La otra pista detrás de la que anduvo la Policía "no tenía pies ni cabeza", según los familiares. Del caso se ha hecho cargo un nuevo inspector que está repasando todas las evidencias, por si se pudiese dar otro enfoque a la investigación.

El cuerpo de Cristian González Cueli -porque hay nulas esperanzas de que pueda estar vivo- ya fue buscado a los pocos días de su desaparición en el entorno del río Ferreras de Noreña por parte de agentes pertenecientes a la Unidad del Subsuelo de la Policía Nacional de Oviedo. El río quedaba de camino entre el Alto de la Madera y Pola de Siero. El rastreo no permitió dar con ninguna pista.

Tanto el propietario del taller como otro empleado del mismo fueron detenidos -el dueño del negocio hasta en dos ocasiones- en relación a la desaparición, pero no pudo determinarse su participación en la misma y quedaron libres sin cargos. El deudor aseguraba haber devuelto el dinero, unos 50.000 euros, que Cristian Cueli había intentado cobrar en varias ocasiones, sin éxito. Sin embargo, un proceso judicial celebrado el año pasado determinó que no había prueba alguna de que hubiese pagado, por lo que fue condenado a devolver el dinero a la familia de Cueli, con intereses y costas.

Cristian Cueli regentaba una empresa de pinturas, aunque también se dedicaba a prestar dinero. Le gustaban mucho los coches de alta gama, como los Lamborghini y los Porsche. En los últimos tiempos estaba preocupado, y al parecer habría comprado incluso un arma, ante el temor de ser atacado, según aseguró un hombre próximo a él, extremo que niega la familia.

El día de la desaparición aseguró a su novia que iría al Alto de la Madera a cobrar el dinero del préstamo -que había realizado en agosto de 2012-, pero que llegaría para la hora de cenar. Al no aparecer, la joven le llamó por teléfono, pero la llamada fue rechazada. La mujer recibió luego un extraño mensaje de texto que, según cree, no pudo ser escrito por Cristian Cueli. Los familiares del lavianés se volcaron en la búsqueda. "Quien lo hizo desaparecer sabía que sin cadáver no hay crimen", lamenta Ardines.