"La yegua sufrió una agonía dolorosa". Con estas palabras definió ayer un veterinario ante el juez las últimas horas de un equino, cuyo propietario se enfrenta ahora a un año y medio de prisión por un delito de maltrato animal tras, supuestamente, haberla dejado morir sin asistencia veterinaria. El acusado alegó que no puso el caballo en manos de un profesional porque creyó que el animal ya estaba muerto; una visión contrapuesta a la dada por los testigos que participaron en la vista oral del caso, celebrada en los juzgados de Avilés. "Se veía claramente que estaba vivo", coincidieron.

Según el relato de la Fiscalía, los hechos tuvieron lugar el 17 de febrero de 2019, en una finca de Quizanas (Pravia), propiedad del acusado. Fue allí donde -siempre según el relato del ministerio público- el encausado dejó a la intemperie y en espera de que se muriese una yegua, que se encontraba gravemente enferma, a la que finalmente tuvieron que aplicar la eutanasia tras la intermediación de la Guardia Civil, que fue alertada por un vecino.

Ayer, en el juzgado, el propietario aseguró en reiteradas ocasiones que creía que la yegua estaba muerta cuando la vio por última vez. Tanto dos veterinarios como los guardias civiles que declararon afirmaron que el animal tenía claros síntomas de estar vivo. "Convulsionaba y respiraba", afirmaron. El acusado se enfrenta a un año de cárcel y a tres de inhabilitación para trabajar con animales.