La presencia de "manadas" de jóvenes delincuentes que se dedican a pequeños robos, algunas veces violentos, o que causan enfrentamientos por asuntos nimios, está convirtiendo algunos puntos de ocio de la región, con más frecuencia de la deseada, en zonas conflictivas. La Policía Nacional hizo una intervención este fin de semana en el Antiguo de Oviedo para poner coto a estos grupos. Pero el problema es que entran por una puerta y salen por otra. La escasa entidad de las penas que castigan determinados delitos, la concurrencia de atenuantes, que rebajan las condenas, o la dificultad de demostrar la reincidencia hacen que las más de las veces estos "camorristas" terminen en la calle y rara vez en prisión provisional.

Preguntar a los abogados por este asunto es delicado. Para ellos, la idea de impunidad que asalta al ciudadano medio no existe. No obstante, sí reconocen, como el letrado Iván Cortina, que algunos delitos están castigados de forma escasa, y que por lo general este tipo de delincuentes se benefician de circunstancias atenuantes, como la drogadicción.

"Una cosa es la reiteración delictiva y otra la reincidencia. Para aplicar una agravante de reincidencia debe existir ya una condena penal anterior por hechos del mismo tipo", explica el letrado penalista Iván Cortina. Esto hace que puedan estar "en circulación" individuos que han cometido numerosos delitos de escasa entidad sin que terminen con sus huesos en la cárcel. "Pero incluso en esos casos, pueden terminar en prisión provisional", añade el letrado. Todo depende del fiscal, pero por lo general, alguien que acumula varias agresiones o varios robos de escasa entidad, si no está condenado previamente, acaba en la calle.

"Luego está también la figura de la continuidad delictiva, es decir, cometer varios hechos prácticamente idénticos en un periodo de tiempo determinado y que son juzgados en un mismo juicio. Por ejemplo, cometer varios robos en trasteros durante un corto espacio de tiempo. En este caso sería aplicable el artículo 74 del Código Penal y la pena a imponer sería la prevista en su mitad superior", indica. "En definitiva, la reiteración delictiva sí se castiga, porque las penas previstas, en principio, siempre van a ser mas altas que las de un delito 'simple'", asegura. Por otro lado, cuando uno de estos delincuentes ingresan en prisión, entran en juego otros factores, como los permisos de salida o el tercer grado, que pueden facilitar una salida rápida.

Eso si no entran en escena otros ingredientes, como el miedo de las víctimas. Es lo que está ocurriendo en Mieres con los conocidos "jamoneros", cuyo comportamiento insufrible se está enquistando porque los vecinos que son víctimas de sus agresiones y robos no se atreven a denunciar, como indica el presidente de la Asociación Vecinal de San Pedro, Ángel Brigas. "Si la gente denunciase, habría más posibilidad de echarlos a la cárcel. El problema es que no están capacitados para vivir con el resto de la sociedad. Lo que hace falta es que los profesionales, como los políticos, los policías, los fiscales y los jueces, hagan su trabajo, porque, si no, algún vecino se tomará la justicia por su mano y habrá una venganza", indica.

Soluciones

La primera medida que siempre sale a debate para solucionar este tipo de delincuencia sería la agravación de las penas. De nuevo, los letrados ponen el asunto en sus justos términos. Para el abogado Gonzalo Botas, "sería más beneficioso para la sociedad y los mul­tirreincidentes establecer un castigo complementario, distinto". En el caso de las adicciones, que generan una gran reiteración delictiva, podría llegarse incluso a la incapacitación, según Botas.

Para los problemas de los "camorristas" de las zonas de ocio, Botas también es partidario de soluciones imaginativas, "que anticipen la sanción penal". Por ejemplo, "impedir el acceso a ciertos locales de aquellas personas que hayan sido condenadas por causar estragos o peleas, o que los establecimientos sean los que paguen las consecuencias del excesivo consumo de alcohol". Según Botas, algo parecido existe ya en Australia: "Si alguien sale borracho de un bar, sancionan al establecimiento".

Otras medidas, más drásticas, están previstas en el Código Penal, como "la prohibición de aproximación a determinados lugares, que puede ampliarse al ámbito de una ciudad o incluso de uno o varios municipios", según explica el profesor de Derecho Penal de la Universidad de Oviedo Luis Roca de Agapito. De hecho, hay varios ejemplos de individuos condenados por su reincidencia en robos a lo que se les prohibió el acceso a ciudades como Gijón.

Una muerte y graves agresiones por pandilleros que atemorizaban Gijón

Gijón vivió en sus carnes el problema de jóvenes violentos en sus zonas de copas. En octubre de 2008 asesinaron de una puñalada en los Jardines de la Reina a Christian Díaz. Su agresor, el dominicano Wilson P. T., tenía varias detenciones a sus espaldas y en 2005 había participado en la paliza que dejó en coma a otro joven. Formaba parte de "Los Verjas", pandilla que contaba en sus filas con varios "camorristas" reincidentes.

Dos barrios mierenses, atenazados por la reiteración delictiva de "los jamoneros"

Los vecinos de dos barrios mierenses, primero la Villa y ahora el de San Pedro, vienen sufriendo las agresiones y hasta robos de "los jamoneros", dos hermanos de etnia gitana con un comportamiento que provoca pánico. Los vecinos no se atreven ni a poner denuncias ante el temor a represalias. Eso hace que estos individuos sigan libres y no entren en prisión. El asunto se ha tratado incluso en una Junta de Seguridad.

"Manadas" en el Antiguo con agresiones cada vez más brutales y pequeños robos

La situación del Antiguo de Oviedo ha llegado a tal extremo que el fin de semana pasado fue necesaria una intervención de la Policía Nacional para eliminar un foco de peleas, agresiones y pequeños robos. También fue detenido uno de los autores del brutal asalto sufrido por dos hombres en la calle Canóniga, que acabó con ambos en el Hospital. En este caso, el juez mandó a prisión al detenido, a petición de la Fiscalía.