El último episodio del periplo judicial de Paco Guerrero -el hombre que invirtió 6,5 millones de euros ganados en la Bonoloto en el Banco Santander y lo perdió todo- tuvo lugar este jueves en Castelló (Comunidad Valenciana) para reclamar 1,6 millones por "mala praxis bancaria e indemnización por daño y perjuicios" tras 14 años en los que asegura "no haber gastado ni un euro del premio" y sentirse "muerto en vida". El juicio, celebrado en el Juzgado de Primera Instancia 8 de Castelló, quedó visto para sentencia.

El denunciante, en declaraciones ante los medios, dijo que este juicio "tengo que ganarlo porque me lo merezco y los directores del banco tienen que pagar su mala actuación con dinero o con la cárcel". Destacó que ha ganado ya "tres juicios con la verdad" y que su voluntad es que los inversores "confíen más en sus gestores que en los bancos" porque "para mí, que me tocara la lotería fue mi muerte en vida, y estoy arruinado sin haber gastado ni un euro de lo ganado".

Guerrero comenzó a trabajar a los 10 años como marinero y nunca fue a la escuela. Tras ganar la Bonoloto, montó una empresa de construcción con la que compró un solar e inició una promoción de cuatro viviendas.

Traspasó sus fondos al Banco Santander y le "convencieron para que obtuviera préstamos hipotecarios y pólizas" para esa promoción inmobiliaria, algo "innecesario" porque él tenía dinero.

Los gastos financieros derivados de la disposición de las pólizas ascendieron a más de 500.000 euros, y eso, sumado a la crisis, hizo que Guerrero se encontrara con las viviendas terminadas que no pudo vender, y con pólizas y préstamos que no podía pagar, lo que determinó varios procesos de ejecución hipotecaria. Todo ello mermó la salud de Guerrero que sufre, según los peritos, "ansiedad y depresión crónicas".

El Santander alega que la constructora sufrió los efectos de la crisis y que eso no es su culpa.