Los hechos ocurrieron en la tarde de ayer, cuando una vecina de Vigo se encontraba en su domicilio, en el barrio de Coia, acompañada por su hijo, un menor de cinco años. El pequeño entró en una de las habitaciones mientras jugaba y al intentar salir comprobó que se había quedado encerrado.

Llamó a su madre y fue esta quien descubrió que el picaporte de la puerta se había roto así que ante la imposibilidad de abrirle la puerta al niño llamó a los bomberos y estos, a la Policía Local.

Una vez en el lugar, fue necesario cortar el tráfico de la calle para que los bomberos pudiesen entrar por la ventana y rescatar al pequeño. Una vez dentro, comprobaron que el menor no había sufrido ningún daño y lograron abrir la puerta.

Un incidente que, a pesar de haber movilizado a bomberos y Policía Local terminó en un susto para la familia que seguramente recordará como anécdota. En la actualidad, este tipo de cometidos continúa manteniéndose por encima de la centena, en su mayoría las llamadas provienen de ancianos ante la imposibilidad de levantarse de caídas en sus domicilios.