Con guantes y mascarilla y a punta de cuchillo. La Policía Nacional de Gijón busca a un joven acusado de haber atracado así ayer un estanco del barrio de la calzada. El investigado, que según los testigos tiene entre 20 y 25 años y vestía ropa deportiva, se ha visto beneficiado por las recomendaciones sanitarias ante el coronavirus: pese a que el local afectado y una entidad bancaria cercana disponen de cámaras de seguridad, el supuesto ladrón no tuvo que descubrir su rostro en ningún momento. Los agentes, ahora, piden colaboración ciudadana para culminar su investigación y aportan algunos datos básicos sobre su apariencia: es un joven con piel morena y vestía ayer un pantalón de chándal, deportivas y una sudadera con capucha de rayas negras y grises. El atraco se saldó sin heridos. "Por suerte estamos todos bien", explicaron ayer desde el negocio.

La víctima, un empleado del local, fue quien alertó a las autoridades nada más sufrir el robo, aunque al poco tiempo fue el dueño del negocio quien presentó la denuncia formal ante Comisaría. Según ambos testimonios, el fugado entró en el estanco, ubicado en la avenida Argentina, a las 8.30 horas, a los pocos minutos de que el empleado hubiese subido la persiana para iniciar su jornada.

Fue un atraco rápido. Sin quitarse la mascarilla, sacó un "cuchillo de caza de grandes dimensiones" y exigió que se le entregase todo el dinero de la caja en una bolsa. Como el local acababa de abrir, el único botín en metálico era el cambio previsto para el día, en billetes pequeños de 20 y 10 euros. Pese a que en un primer momento de tensión el joven se mostró enfadado y exigió más dinero, al ver que el empleado no le mentía se conformó con que le entregase cuatro paquetes de tabaco y emprendió su huida dejando ilesa a su víctima. Se dirigió hacia Cuatro Caminos, y la Policía Nacional, que fue alertada de inmediato, envió a varias patrullas a la zona.

La idea era organizar un dispositivo de cierre, es decir, cortar ambos extremos de calles próximas para interceptarlo en plena carrera, pero el varón no fue localizado. Los agentes trabajan ahora con los vídeos de las cámaras de seguridad del establecimiento y con las de una entidad bancaria cercana, pero ven complicado identificar al fugado porque, además de la mascarilla, también llevaba puesta la capucha y su ropa en general era holgada. Los guantes impiden también comparar sus huellas con el registro de investigados con antecedentes. Esperan, por tanto, que la colaboración ciudadana les permita cerrar el caso, ya que saben que ya eran varios los vecinos que deambulaban por la calle a esas horas y que podrían haberle visto merodear las inmediaciones de este estanco de La Algodonera. Otra posible pista es que, según el empleado, el varón hablaba castellano, pero con un acento extranjero que, a él, le pareció árabe.

Se da la circunstancia de que este mismo estanco había sufrido hace dos años otro atraco que, en aquella ocasión, dejó secuelas más graves, porque el propietario fue apuñalado después de que dos hombres lo asaltasen en una calle próxima a la de su negocio, por la noche, cuando había finalizado su jornada laboral. Sufrió heridas en una pierna, aunque su salud nunca llegó a correr peligro, y le habían pinchado las ruedas de su coche para evitar su huida. Aquel incidente coincidió con una oleada de robos que comenzaron en octubre de 2018 y que mantuvo en vilo a los vecinos durante unos cuatro meses.