El argelino Maamar Kelii volvió a comparecer ayer ante la jueza de Llanes, que instruye el asesinato del concejal Javier Ardines, cometido el 16 de agosto de 2018. Kelii, entregado el pasado 13 de mayo por las autoridades suizas, volvió a rechazar su participación en el crimen y negó que huyese a Argelia y Suiza, como sostiene la Guardia Civil. A Argelia, dijo, viajó dos veces para ver a su madre enferma, y a Suiza fue a "comprar coches para luego venderlos", una versión que ya adelantó ayer LA NUEVA ESPAÑA.

También ayer por la mañana, el letrado Adrián Fernández presentó un escrito en el que indica que su defendido, Djilali Benatia, el otro sicario implicado en el crimen, denuncia que Kelii le amenazó en la cárcel de Asturias para obligarle a retractarse de la versión de los hechos que ofreció a la Guardia Civil y a la jueza. En su declaración, Benatia apuntó a Kelii como la persona que estranguló a Ardines y remató al concejal con varios golpes en la cabeza. Por otro lado, el abogado de Kelii, Fernando Barutell, pidió ayer mismo la excarcelación de su defendido, al entender que no hay pruebas contra él, aunque también admitió que hay pocas posibilidades de que se conceda.

Como en otras comparecencias, la llegada de Maamar Kelii a los Juzgados de Llanes vino precedida por un fuerte despliegue de la Guardia Civil, en la que intervinieron agentes del puesto de Llanes, miembros de la Unidad de Seguridad de Comandancia (USECIC) de Gijón y también de la Policía Local llanisca. Kelii llegó a bordo de un furgón en torno las once y diez de la mañana y se marchó una media hora después, tras declarar unos diez minutos. Iba con las manos esposadas y llevaba una mascarilla.

Idas y venidas

Idas y venidasKelii, que solo respondió a las preguntas de su abogado, ratificó en su declaración algunos detalles ya señalados por su esposa Natalia ante la jueza la semana pasada. La mujer, que dijo que el argelino había dormido con ella la noche del crimen, aseguró que ambos habían viajado a Argelia para visitar a la madre enferma de él. Según el letrado Barutell, Maamar Kelii se marchó varias veces de España y regresó sin mayores problemas, lo que no casa bien con el comportamiento de alguien que esté escapando de la Justicia, sobre todo si se tiene en cuenta que, de haberse quedado en Argelia, no hubiese habido forma de extraditarlo, al no haber acuerdos que lo faciliten.

A Suiza viajó, según dijo, por motivos de su trabajo, que es la compraventa de coches. Su mujer, añadió, trabaja de cocinera, por lo que no tienen problemas de dinero. En el sumario, sin embargo, hay conversaciones que evidencian las dificultades económicas de la familia. La mujer asegura en las grabaciones que no tiene dinero y él, ya en Suiza, le indica que no puede vender un material -posiblemente se trate de hachís- que al parecer está en mal estado.

El argelino solo tocó tangencialmente la cuestión de la presencia de su móvil cerca de la casa de Ardines el día del crimen, uno de los indicios por los que la Guardia Civil le incrimina. En días pasados, su letrado había indicado que Kelii había perdido el móvil, que por otro lado usaba toda la familia, no solo él. Ayer el argelino remarcó que con él vivía un sobrino suyo, que también usaba ese teléfono y también tenía relación con el otro sicario del crimen, Benatia. Barutell indicó que, "si esa es la prueba contra Kelii, es bastante escasa".

La defensa de Kelii está tan tranquila respecto a que no hay pruebas contra él que, el mismo día que llegó a España, accedió a que se le tomasen muestras de ADN, que ahora se están cotejando con los restos biológicos hallados en el lugar del crimen.

En la jornada de ayer también declararon dos vecinos de Belmonte de Pría, la localidad llanisca en la que se produjo el crimen. Uno de ellos ratificó que había escuchado a sus perros ladrar a la hora del asesinato. Otra vecina declaró por videoconferencia desde Madrid. Esta persona fue la que aseguró que había escuchado voces el día del crimen. Se había asomado por la ventana pero no había visto nada. Fue su marido quien encontró el cadáver de Ardines un par de horas después, cuando sacó a pasear al perro. El cadáver de Ardines yacía boca abajo en medio del camino, sobre un gran reguero de sangre.