Un nuevo golpe al tráfico de drogas en Asturias se salda con trece personas detenidas -todos varones menos una mujer- de entre 24 y 40 años y pertenecientes a un grupo criminal que operaba en Gijón y Oviedo, y la incautación de más de dos kilos de cocaína y 36.755 euros provenientes del mercado ilícito. El cabecilla de esta banda, a la que llevaban siguiendo desde el año pasado, dirigía la organización desde la cárcel, en León, donde cumplía condena por un delito de lesiones, y adonde iba a verle su compañera sentimental para darle instrucciones durante los vis a vis. Tres de los detenidos, además de este individuo, fueron enviados a prisión después de ser detenidos.

Las denuncias vecinales por la supuesta venta de drogas en un piso del barrio gijonés de Nuevo Gijón pronto generó una investigación policial de envergadura que llevó a los agentes del Grupo de Estupefacientes de Gijón y UDYCO a tirar del hilo para ver hasta dónde llegaba. La respuesta era amplia, pues detectaron otros muchos puntos de venta de cocaína en tres domicilios de Gijón y otros dos en Oviedo. "Eran focos muy activos para la comercialización", explican fuentes policiales. Los investigadores lograron confirmar que en todos los casos había un proveedor común que nutría a los traficantes. En Gijón, por ejemplo, eran especialmente activos en los barrios de Pumarín, Contrueces y Montevil.

Las pesquisas apuntaron hacia la cárcel de Mansilla de las Mulas. En concreto a uno de sus reclusos, que a la postre resultó ser el cabecilla de este numeroso grupo. Estaba en prisión por un delito de lesiones, pero seguía gobernando esta red de tráfico de drogas en Asturias. ¿Cómo lo hacía? Delegó la dirección en su mujer, que le visitaba con frecuencia en los vis a vis para recibir instrucciones. También a través de las llamadas de teléfono.

Esta mujer era la encargada de entregar la droga a los consumidores habituales y quien recaudaba el dinero de todas las ventas. Eso sí, su marido seguía consiguiendo los clientes y era quien presionaba para que éstos pagasen sus deudas. Y todo desde prisión.

La investigación se adormeció por culpa del estado de alarma, porque este grupo, dada la situación, se había quedado sin mercancía. Es por ello que los agentes esperaron a que pudiesen adquirir cocaína para intervenir y acusarles de un delito contra la salud pública. Hace unas semanas comenzaron los arrestos en esta investigación, que estaba bajo secreto de sumario en el Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón.

La operación permitió, tras registrar hasta diez domicilios en Oviedo y Gijón, incautar 2.221 gramos de cocaína -de gran pureza, según fuentes policiales- y numeroso material para su corte y adulteración. Esa droga se la conseguía al matrimonio un hombre de origen colombiano, pero nacionalidad española, que tiene conexiones con integrantes de importantes redes de distribución en Europa.

El grupo criminal, a juzgar por los efectos intervenidos, estaba perfectamente equipado para llevar a cabo sus ventas. Tenían prensas hidráulicas y balanzas de precisión digital para manejar la mercancía. También armas prohibidas, dos linternas de defensa táser y hasta una defensa extensible. El material incluía también placas falsificadas de la Guardia Civil y de vigilantes de seguridad. Todas las pruebas serán remitidas al juzgado.

Las trece personas detenidas, arrestadas en dos tandas, prestaron declaración en sede judicial, donde se decretó la prisión provisional, comunicada y sin fianza para tres de ellos. Además, los cargos y la posible futura sentencia por un delito contra la salud pública contra el cabecilla se sumarán a la condena que ya está cumpliendo ahora en la cárcel leonesa, desde donde gobernaba la red de tráfico de drogas.