El alcalde de Llanes, Enrique Riestra, advirtió a Delegación de Gobierno el pasado mes de mayo que la seguridad en el concejo "debía verse incrementada" toda vez que "durante la temporada estival, quintuplicamos la población" habitual. La respuesta de la delegada del Gobierno, según aseguró ayer el primer edil, "llegó la semana pasada" y en ella asegura "ser consciente de la situación" y se compromete "a tomar medidas oportunas" que garanticen la tranquilidad en el municipio.

Una tranquilidad que se vio perturbada durante este fin de semana con una agresión sexual denunciada por una ovetense de 16 años en la zona de copas y una pelea entre seis personas que acabó con cuatro de los implicados en el hospital, uno de ellos en estado muy grave. En ninguno de los dos casos ha habido detenciones y solo el primero ha sido denunciado ante la Guardia Civil. Lo hizo la madre de la joven presumiblemente agredida, interponiendo una denuncia contra un varón de unos treinta años y de fuera de la región, por un delito contra la indemnidad sexual. La benemérita investiga desde el mismo sábado los dos sucesos.

Ambos son unos "hechos inadmisibles", pero Llanes "es un destino seguro", reivindican en el concejo. El Ayuntamiento, por su parte, "contrató a siete auxiliares de Policía" basándose en un informe que considera suficiente el número de efectivos para "garantizar la seguridad en el concejo". Ahora, desde el Gobierno local consideran que es básico "impedir y detener estos hechos, inadmisibles en cualquier lugar civilizado" para lo que vuelven a reclamar la intervención de la Delegación de Gobierno.

Desde la asociación de locales de ocio nocturno, Alollano, su secretaria, Susana Díaz, recalca que "la noche de Llanes es segura, somos un destino tranquilo y lo que sucedió el pasado sábado, algo realmente lamentable, es un hecho aislado".

No obstante, la seguridad en la zona es, según vecinos y algunos gerentes de bares, escasa. Los botellones y los actos vandálicos se suceden cada fin de semana y "este ha habido muchísima gente". Piden más controles y más presencia policial, quieren que los efectivos necesarios paseen o circulen por la zona de copas, El Cuetu y La Calzada, de forma constante para, al menos, evitar concentraciones de personas -el reducido aforo de los bares mantiene a los grupos aglomerados en las calles- y restringir el botellón.

Los vecinos quieren "más seguridad y presencia policial". María Victoria Dueñas asegura que no sale con su perro de casa más allá de las diez de la noche por El Cuetu "porque hay botellones por todas partes, nos insultan si les llamamos la atención, hacen sus necesidades, vomitan y no podemos decirles nada", lamenta. Lo del fin de semana, "sí es algo poco frecuente, pero aquí cada vez hay más gente". Otros vecinos comprenden que es una zona de copas: "A mí no me importa que beban, pero que respeten". Y eso se solucionaría, agregan, "con una mayor vigilancia policial".