Juan Rubio, agente de la Policía Nacional de la Jefatura Superior de Oviedo, se desplazó el pasado sábado a San Antolín de Ibias. Aprovechando que estaba fuera de servicio, quiso hacer una ruta con su familia. Al terminar el recorrido, a eso de las siete de la tarde, el agente vio a una mujer precipitarse al río. Juan Rubio, que estaba a unos 30 metros, no dudó: su primer instinto fue correr a salvarla. Lo logró, no sin gran esfuerzo y tras correr el peligro de acabar también en el cauce fluvial.

En un primer momento, al agente no le pareció un accidente, "por la forma en la que iba caminando la señora y como se paró, no era normal. No era una persona que se asomara a la barandilla para mirar, se notaba que la señora iba con otra intención". De hecho, Rubio ya se había fijado en ella antes de la caída, su forma de andar y de asomarse al puente le puso en alerta. "Cuando eres policía tienes el instinto activado, incluso cuando no estas de servicio", afirma.

La mujer, de avanzada edad, se precipitó desde una altura de unos cinco metros para caer en una zona del río sin mucha profundidad y rodeada de rocas. Aquel sonido, el del cuerpo de la mujer chocando contra las rocas, es algo que Juan Rubio jamás podrá olvidar. La mujer quedó inconsciente tras el impacto, y fue entonces cuando la corriente la comenzó a arrastrar.

"Tuve que rescatar a una persona que, no es que se estuviera ahogando, era una persona que había quedado totalmente inconsciente y que se la estaba llevando el río", relata el agente. La mujer flotó unos 100 metros boca abajo antes de que el policía pudiera alcanzarla y, no sin dificultad, consiguiera conducirla hasta la orilla.

La corriente arrastraba a la mujer golpeándola contra las rocas a medida que avanzaba. Rubio avanzó por la orilla hasta que llegó a la altura de la mujer, donde no tuvo más remedio que entrar al río a rescatarla. Según relata el agente, el peor momento del rescate lo vivió en el interior del río: "ella se me resbalaba, la cogía, pisaba las rocas y también me resbalaba yo". El agua le llegaba por la cintura y recuerda haberse hundido intentando rescatar a la mujer. Una vez en la orilla, el agente la puso de lado y consiguió que expulsara el agua. No presentaba heridas visibles excepto un corte en el brazo derecho: se cree que la mujer impactó con el vientre y por ello, a pesar de la caída, no sufrió más lesiones que una herida en el brazo.

El agente se mantuvo en todo momento en contacto telefónico con una médica, en caso de que la mujer sufriera una parada cardiorrespiratoria y hubiera que llevar a cabo las maniobras pertinentes. Cuando la mujer recuperó la consciencia, Juan Rubio intentó ponerse en contacto con ella preguntándole su nombre. Tras comprobar que la mujer ya se encontraba estable, avisó al 112 que por entonces ya tenía constancia del accidente, porque un testigo había visto a la mujer precipitarse y había avisado minutos antes. Finalmente, llegó la ambulancia que se la llevó al hospital de Cangas del Narcea.

El Ayuntamiento de Ibias ha contactado con el agente para mostrar su agradecimiento por el rescate. " Ayer me preguntaban que si me encontraba satisfecho. Evidentemente, yo tengo una doble satisfacción, como ser humano y como policía; no se puede disociar la una de la otra. La sociedad sabe que allá donde haya un policía hay una persona que ayuda", afirma Juan Rubio. La mujer continúa a día de hoy en el hospital, recuperándose de las lesiones.