"Ya estoy mejor. Muchas gracias, me salvaste la vida". Fue el mensaje que le trasladó ayer por la mañana el turista alemán mordido el jueves por una víbora en Ponga a su salvador, el empresario local Luis Sánchez González. El herido, que fue trasladado a planta en la tarde de ayer, había permanecido durante varias horas intubado en la unidad de vigilancia intensiva (UVI) del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), hasta que, una vez que fue tratado con adrenalina, se recuperó del shock anafiláctico que le provocó la mordedura de una víbora de Seoane en la mañana del jueves, mientras realizaba una ruta ciclista en compañía de varios amigos.

El joven de 33 años, que reside en Almería, quiso agradecer a Luis Sánchez, uno de los propietarios del restaurante Casa Benigna de Sobrefoz, en el concejo de Ponga, que lo hubiera trasladado urgentemente en coche hasta Cangas de Onís, donde fue recogido por una ambulancia, tras lo que fue trasladado al HUCA debido a su grave estado.

Salvo complicaciones de última hora, el herido permanecerá en observación hasta la jornada de hoy, cuando será dado de alta. El turista alemán fue mordido por un ejemplar de víbora cantábrica cuando, tomándola por una culebra inofensiva, la cogió por la cola. Acto seguido se dirigió a Casa Benigna, donde había desayunado junto a sus compañeros unos minutos antes, y le espetó a Luis Sánchez: "Me ha mordido una serpiente". Conocedor del peligro que entrañan estos ataques y ante la sospecha -después confirmada- de que hubiera sido una víbora, el empresario metió al herido en su coche y partió hacia el hospital de Arriondas. Durante el viaje llamó a Emergencias y de inmediato partió una ambulancia desde el Hospital de Arriondas hacia Ponga. Los dos vehículos se encontraron a la entrada de Cangas de Onís desde Cañu, en la carretera de Castilla.

Luis Sánchez relató el jueves a este periódico que durante el viaje fue hablándole todo el rato al herido para que no perdiera la consciencia. "Iba preguntándole cosas y así supe que tiene 33 años, que vive en Almería y que pretendía ir en bicicleta con sus amigos hasta Riaño", en León, relató el empresario, que vio con enorme preocupación como el turista germano "se iba quedando poco a poco", hasta parecer "casi asfixiado" cuando estaba llegando a Cangas de Onís y por fin pudo ser recogido por la ambulancia.