Unos turistas hallaron ayer muerto en el interior de una furgoneta estacionada en un sobrante de la antigua nacional 634, en el concejo de Llanes, a Ángel Miguel H. F., un hombre de 47 años vecino de Carreña de Cabrales.

Las primeras hipótesis descartaron una muerte violenta al no presentar el cuerpo indicios de que así fuera. No obstante, el cadáver fue trasladado a última hora de la mañana de ayer al Instituto de Medicina Legal ubicado en Oviedo para practicarle una autopsia que arroje certeza sobre la muerte del hombre.

Los turistas pasearon a última hora de la tarde del lunes por esta zona que, entre otros lugares, da acceso a la capilla del Cristo y a la senda costera de Llanes desde Ortiz, un pequeño barrio situado entre las localidades de San Roque del Acebal y La Galguera, a escasos metros del cruce de entrada a Llanes, La Arquera. Entonces vieron cómo el hombre parecía estar durmiendo en la parte delantera de la furgoneta estacionada. Los turistas continuaron su marcha. Fue al día siguiente, cuando entre las diez y las once de la mañana repitieron el mismo paseo, que se percataron de que la posición del varón era la misma que en la jornada anterior. Así, al verlo inmóvil, dieron aviso de las circunstancias a la Guardia Civil, que se personó de forma inmediata en la zona tras activar el protocolo marcado para estos casos.

Los servicios sanitarios certificaron la muerte del cabraliego y un forense levantó el cadáver hacia la una de la tarde, cuando fue trasladado a la capital para examinar las causas del fallecimiento.

Ángel Miguel H. F. era un hombre muy conocido y querido en el concejo de Cabrales, donde ayer los vecinos estaban consternados tras conocer la noticia de su fallecimiento. Tenía una hija, era fontanero de profesión y había sido jugador de fútbol desde su juventud. Llegó a militar en las filas del equipo local, el Cabrales, donde compitió a nivel regional. Además, sus padres habían regentado una carnicería en Carreña, la capital cabraliega.