El parricida que mató a puñaladas a su hijo de 12 años y causó graves lesiones a su hija de 10, antes de suicidarse, habría sufrido un brote psicótico, según sospechan los investigadores. El hombre "decía que escuchaba voces", según señalan los vecinos de Cabanes, en Castellón. En la madrugada del domingo, después de apuñalar a los niños, aseguró a su esposa: "He hecho lo que tenía que hacer", y subió a continuación a la azotea para tirarse al vacío, mientras la mujer trataba desesperadamente de salvar a sus hijos, que recibieron las puñaladas sin que se produjese forcejeo alguno.