Un día negro en el Sella. El fallecimiento de Jaiver Hernán Vásquez a los 38 años, mientras realizaba el descenso junto a un grupo de amigos, conmocionó ayer al oriente asturiano. Tras las aglomeraciones del verano, el que parecía uno de los primeros días tranquilos para el río terminó en tragedia, cuando, tras sufrir un paro cardiaco en el agua, el varón, de nacionalidad colombiana y residente en Oviedo, no pudo ser reanimado por los equipos sanitarios.

Sobre las 13.40 horas, Jaiver Hernán, que trabajaba como repartidor para una conocida cadena de comida rápida, llegaba a la zona del puente de Toraño en una piragua que compartía con su acompañante. Habían comido algo en el chiringuito anterior y se aproximaban al final de su recorrido.

Toraño, situado a mitad del recorrido del descenso del Sella (a unos 8 km de Arriondas), es conocido por ser un enclave de descanso habitual, en el que, en una poza de unos ocho metros de profundidad, los turistas aprovechan para saltar desde una escalera tallada en la roca y bañarse en el río tras el recorrido. Este emblemático punto de encuentro es también aprovechado por muchas empresas de turismo activo para ofrecer un final al descenso para aquellos que no quieren completar el recorrido del Sella. Era el caso del grupo de unas diez personas con el que viajaba Hernán.

Unos metros antes del pedrero en el que la empresa con la que habían contratado el recorrido el fallecido y sus acompañantes les iba a recoger, dejaron las canoas, se deshicieron de los chalecos salvavidas de color verde oscuro y aprovecharon las escaleras de piedra para saltar al agua. Un plan habitual durante el descenso. Allí, el grupo de amigos aprovechó para refrescarse antes de subirse a la furgoneta que los llevaría de vuelta a Arriondas, donde comenzaron el recorrido.

Nada, según sus acompañantes, parecía indicar que Jaiver Hernán tuviese ningún problema. Junto a alguno de ellos saltó desde las piedras. Se encontraba nadando de vuelta a la orilla cuando, hasta en tres ocasiones, alertó de que se estaba ahogando. Nadie pensó que fuese en serio hasta que vieron desde la orilla cómo, "a unos tres metros de las piedras", el joven desaparecía bajo las aguas.

Al ver que su amigo no volvía a la superficie, tres de sus acompañantes se lanzaron al río para rescatarlo. Los testigos cuentan que, entre que pidiese auxilio y dejasen su cuerpo en el pedrero, no pasarían más de "dos minutos". Allí trataron de reanimarle con la asistencia telefónica de un médico del 112, servicio en el que se registró la llamada de auxilio a las 13.57 horas. Pero, contaban sus amigos, cuando le tumbaron sobre las piedras del margen del sella, la tez de Hernán ya presentaba un tono violáceo.

Los equipos sanitarios y dos equipos de la Guardia Civil se movilizaron hasta el lugar de los hechos. Primero la UVI móvil y, más tarde, y tras un primer intento de aterrizaje frustrado, llegó el helicóptero medicalizado de los bomberos. Cuando estos llegaron, la tragedia ya se había consumado. Los sanitarios habían tratado de realizar una reanimación cardiopulmonar sin éxito. A las 14.30 horas se había confirmado su fallecimiento. La causa más probable, según los sanitarios y los amigos del fallecido, fue un infarto.

Sin embargo, la autopsia deberá confirmar este extremo. Para su realización, tras el levantamiento del cadáver a las 17. 00 horas, se trasladó el cuerpo hasta el instituto de medicina legal de Oviedo.

Desde la empresa de turismo activo con la que había contratado el fallecido lamentan profundamente lo ocurrido, aunque recuerdan que se trata de "una muerte natural" y aseguran que "nada tiene que ver con la actividad". La muerte de Jaiver Hernán Vásquez fue recibida con dolor en Oviedo, donde trabajaba como repartidor para una cadena de pizzerías.