El auto de la sección tercera de la Audiencia Provincial que ratifica el sobreseimiento del caso de la joven de Degaña Sheila Barrero -asesinada en el alto de la Collada el 25 de enero de 2004- apunta a que las pruebas sobre las que ha gravitado la investigación podrían ser el producto de una "contaminación" o "transferencia".

El magistrado ponente, Francisco Javier Rodríguez Luengos, estima que "sin duda el hallazgo en la mano del investigado de una partícula idéntica a la encontrada en el casquillo que parece ser el recogido en la segunda inspección ocular efectuada en el vehículo de la víctima, y decimos parece porque la confusión de cual lo fuera continúa al día de hoy aunque todo apunta a que se debe a un simple error inicial en su reseña en las actuaciones policiales, tiene gran valor". No obstante, añade que "no se puede establecer que ambas partículas pertenezcan a ese casquillo y que no puede descartarse, siendo lo más probable, que el hallazgo se deba a una transferencia y no a haber disparado el arma".

Algo parecido establece respecto al hallazgo de partículas procedentes de residuos de disparo en la prenda que el investigado entregó a los investigadores como la que vestía el día de los hechos. "Aparte de que no puede descartarse que la prenda se encontrase contaminada", entiende que "de ser la que vestía cuando se disparó, el número de residuos encontrados en ella habría de ser mayor". A la falta de consistencia de estas pruebas, añade como motivos para archivar el caso que se haya mantenido la coartada del joven -los padres lo colocan en casa la noche del crimen-, que no se le haya podido relacionar con un arma de fuego y que no haya restos biológicos suyos en el coche donde se halló el cadáver.