Agentes del Cuerpo Nacional de Policía rescataron este martes en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a 20.000 pollitos que una empresa de productos avícolas había dejado abandonados, a la intemperie y sin agua ni comida.

Había llovido encima de los palés, y la lluvia había estropeado las cajas de cartón en las que los transportaban, haciendo que ya no fuera rentable la mercancía. Por eso la compañía dueña de los animales los había dejado en las inmediaciones de un hangar del área de carga del aeropuerto.

Por el ruido de sus trinos, los agentes supieron el pasado sábado que había un cargamento entero de pollos vivos en un estado que empeoraba por momentos. Al tercer día de abandono, el olor a putrefacción también delataba la situación. El cargamento se componía originariamente de 26.000 polluelos, y 6.000 de ellos ya habían muerto cuando la Policía pudo intervenir los palés.

Los pollos supervivientes se estaban comiendo a sus congéneres muertos, a falta de otro alimento. Cada noche, al refrescar, cientos de crías morían en sus cajas. Las gestiones realizadas por la firma propietaria del espacio de almacén con la empresa avícola fueron en vano, se desentendieron de los animales como una mercancía averiada.

La Policía ha informado este miércoles de que solo 3.000 polluelos han sobrevivido. Los agentes entregaron todos los que pudieron a una sociedad protectora de animales, pero la mayoría llegó ya a sus manos en un estado de debilidad irrecuperable.

Los agentes que controlan la entrada y salida de mercancías en el aeropuerto madrileño acostumbran a abordar casos duros de tráfico ilegal, contrabando, drogas, estafas... pero pocas veces tan enternecedores como este. La Policía ha bautizado a este trabajo con el nombre de 'Operación Mimosa'.