El peluquero avilesino Francisco C. M. se sienta mañana, martes, en el banquillo de la sección segunda de la Audiencia Provincial, acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa cometido el 16 de mayo de 2018, cuando, sobre las once de la noche, disparó a un conocido suyo, M. G. N., con un pistola de fogueo modificada para tirar perdigones. La víctima resultó con lesiones en el tórax y el cuello, de las que fue asistido en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde le extrajeron los proyectiles, aunque le quedaron restos de metralla en el organismo.

Pese a sus heridas, el hombre pudo derribar a su agresor y arrebatarle el arma, que tenía otros siete proyectiles en el cargador. Según la acusación particular, el acusado hubiese previsiblemente disparado más veces de no haberse encasquillado el arma.

El ministerio público pide cuatro años de cárcel y la acusación particular, que corre a cargo de la víctima, asesorada por el letrado avilesino Ignacio Hernando, solicitan una pena de seis años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa, más una indemnización y una medida de alejamiento de la víctima.

Los dos protagonistas de esta historia se conocían del barrio de El Pozón, donde coincidían en algunos bares de la zona del Ráfaga. Al parecer eran amigos, pero tenían a veces fuertes discusiones. La última antes de los hechos terminó con el peluquero amenazando al otro (un repartidor) con que tenía una arma. Sobre las once de la noche del día de los hechos, el acusado se cercó a un bar de la avenida de Santa Apolonia y gritó a la víctima: "Hijo de puta, ven fuera, que vamos a arreglar lo nuestro". M. G. N. salió y recibió entonces el disparo, que le dejó en el cuerpo 14 perdigones.

El Juzgado de instrucción número 2 de Avilés ordenó el ingreso en prisión de Francisco C. M. Entre los argumentos para ingresarle en prisión, estaba, evidentemente, la gravedad de los hechos, y el riesgo de reiteración delictiva. El hombre estuvo en prisión unas semanas, hasta el mes de junio de ese mismo año, momento en el que quedó en libertad y reabrió su negocio de peluquería en la avenida de Santa Apolonia de Avilés.