En la prisión de Asturias se le considera como un hombre violento, al que no se le puede perder de vista. Hace unos días, golpeó al encargado de los locutorios porque no le habían ido a ver, sin que se hubiese producido discusión previa alguna, igual que en noviembre del año pasado, cuando, después de que le echasen de un bar de Sama de Langreo, la emprendió a navajazos con dos clientes que estaban fumando a la puerta del establecimiento. Unos días antes le habían visto con el torso desnudo amenazado a la gente.

Adrián S. C., de 34 años, aceptó en la mañana de ayer dos penas de tres años de cárcel por otros tantos delitos de lesiones en la sección tercera de la Audiencia Provincial. La alternativa era celebrar juicio y arriesgarse a ser condenado a diez años de cárcel que era la petición inicial de la fiscal Ana Belén Fidalgo, o doce años, la pretensión de la acusación particular, ejercida por las víctimas, bajo la dirección letrada de Ana María Ardura.

Al parecer, el acusado sufre de problemas mentales y acumula múltiples delitos. En la vista celebrada ayer, asistido por el abogado José Carlos Villa, se reconoció autor de los hechos, sin dar mayores explicaciones. Tan solo añadió: “Soy insolvente, tengo que hablar con mi madre para pagar eso (las indemnizaciones) todos los meses”. Debe desembolsar a una de las víctimas 5.350 euros; 6.680 a la otra por las lesiones que sufrieron sin comerlo ni beberlo: a uno le cortó en la mejilla y al otro en el cuello. No podrá acercarse o comunicarse con ellos durante seis años.

Las víctimas se mostraron de acuerdo con las penas impuestas, especialmente la de alejamiento. No olvidarán la fecha del 12 de noviembre de 2019, sobre las 22,15 horas. A Adrián S. C. lo echaron de un bar de la calle Alfredo Nespral de Sama de Langreo. Desde la puerta gritó que iba a matar a todos y les iba a rajar. Se encontró con las víctimas y les dijo que iba a apuñalar a todo el mundo. Le respondieron que les dejase en paz, pero entonces saltó sobre ellos con una navaja.