El asesino confeso de su exmujer en Elche en el verano de 2019 volvió a reconocer este martes la autoría del crimen ante un jurado popular en la Audiencia de Alicante y negó haber mantenido un comportamiento machista y de superioridad con su mujer durante los 24 años de relación matrimonial. El acusado, que apenas se había marchado dos días antes del crimen del domicilio conyugal en el barrio de Altabix, alegó en su declaración que el día que asesinó a María Asunción "no era yo, me transformé". Pascual M. concluyó su declaración diciendo que "soy consciente del daño que he hecho a mis hijos, me duele mucho y les pido perdón, a ellos y a la familia".

Tanto el fiscal como la abogada de la acusación particular, ejercida por los dos hijos de María Asunción, coincidieron en su alegato inicial en que la víctima "sufrió un infierno de dominación por parte del acusado y le prohibía cualquier cosa que hace una persona normal". En ese ambiente de "violencia de género" y "superioridad, debido a su carácter machista", vivió María Asunción hasta que su entonces marido, del que acababa de separarse, la mató a puñaladas tras esperarla a primera hora de la mañana del 13 de julio de 2019 en el garaje de su domicilio en Elche.

La Fiscalía y la acusación particular solicitan inicialmente una pena de 25 años de prisión para Pascual M. por un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y por razón de género, así como una indemnización de 150.000 euros para los legítimos herederos de la víctima. Por su parte, el abogado defensor, Roberto Sánchez Martínez, plantea que no se le aplique la pena máxima de 25 años al concurrir la atenuante de confesión y de reparación del daño, al haber entregado todos sus bienes.

A pesar de que las acusaciones recogen en sus escritos diferentes comportamientos machistas del acusado, como prohibirle la compra de un ordenador porque "eso es lo que hacen las putas", estudiar o ir a tomar café con las amigas, Pascual declaró ante el jurado popular que tuvo una relación "magnífica" con María Asunción hasta el mes de mayo de 2019, cuando sospechó que "tenía algo" con un amigo y únicamente "al final sí la controlé". En junio ya comenzaron a hablar del divorcio. "Ella me lo insinuó primero y me dijo que quería separarse", relató el acusado, quien aseguró que lo aceptó, pero que le causó una crisis depresiva.

El día antes del crimen, sobre las nueve de la noche del 12 de julio, acudió al aparcamiento del centro comercial donde trabajaba la víctima y allí confirmó, según su versión, las sospechas sobre el motivo de la separación. Estaba dentro de un coche con un hombre, "recostada sobre él, como si fueran dos adolescentes, y le dije 'ya te he pillado'". Se marchó y tras verla de nuevo al llegar a su domicilio y discutir con ella, el acusado se marchó a casa de su madre, donde tomó la decisión de matarla, según las acusaciones.

En su descargo, el procesado manifestó en el juicio que "me fui transformando, me sentía mal, con rabia; no era yo en ese momento y algo me decía tienes que ir a por ella".

La acusación particular recordó al tribunal popular que María Asunción sufrió los tres tipos de violencia de género: física, psicológica y sexual, pero "no denunció porque tenía esperanza de salir de ahí, de que cambiara. Sin embargo, cuando por fin se había librado la mató de una manera fría y calculadora". El juicio por el asesinato continuará hoy con la declaración de testigos y está previsto que la vista oral concluya el viernes con un veredicto del jurado popular, a quienes el fiscal les pidió ayer que no les tiemble la mano para hacer justicia, "a él no le tembló para matar a María Asunción".