La Guardia Civil sostiene que Javier Ledo Ovide, condenado a 24 años de prisión por el asesinato de Paz Fernández Borrego en Navia, utilizó el mismo calzado y cazadora cuando asaltó la casa de una anciana en Porto (Coaña) que catorce días después cuando mató a la gijonesa hallada en el pantano de Arbón. Dos agentes lo manifestaron ayer en sede judicial, en Avilés. Ledo negó haber participado en esa acción delictiva y manifestó que las zapatillas y la chaqueta en cuestión las había encontrado un día después de la fecha del asalto durante una jornada de pesca “en una bolsa” y después las llevó a su casa. “Las zapatillas no eran de mi número”, señaló el acusado, que se enfrenta a una pena de cinco años por entrar por la noche con la cara cubierta con un pasamontañas en una vivienda, amenazar a una mujer de 89 años con un cuchillo y cortar el cable del teléfono para que no pudiera pedir ayuda para robar varias joyas.

La víctima, que vive sola, declaró por videoconferencia y confirmó que el ladrón había realizado en su momento labores de limpieza en una finca de su propiedad y que, por lo tanto, conocía la casa y había entrado en alguna ocasión. Un guardia civil que declaró como testigo manifestó que en la inspección ocular se hallaron huellas de calzado en el baño –estancia por la que entró a la vivienda, según el relato de la víctima– y habitaciones.

“En el registro por el asesinato de Navia se halló ese calzado y se amplió el procedimiento”, apuntó el agente. “Se le preguntó por el calzado y dijo que era suyo”, añadió, tras mencionar que la cazadora gris tenía “una abotonadura característica”. Otro agente, que corroboró lo dicho por su compañero, fue a más y detalló que la víctima afirmó que el asaltante medía entre 1,60 y 1,70 metros y que tanto la cazadora como el calzado ayudaron “a la conexión de Ledo con el asesinato de Paz Fernández”.