Otro crimen violento vuelve a golpear el barrio ovetense de Vallobín. A la vuelta de la esquina de la calle Mariscal Solís, donde en la noche de San Juan de 2009 cuatro jóvenes asesinaron brutalmente a María Luisa Blanco, la Policía Nacional detuvo la noche de este viernes a un vecino en el número 21 de Maximiliano Arboleya, después de acabar a cuchilladas con la vida de su propia madre, Nuria González Gutiérrez, de 87 años.

“Se veía venir”, aseguró con tristeza una vecina. Y es que el presunto homicida, con problemas de drogas y alcohol, exigía continuamente dinero a la mujer y la agredía con frecuencia. Los vecinos relatan cómo hace unas tres semanas la sacó de casa obligada para ir al banco y extraer dinero. Ante los gritos de auxilio de la mujer, acudió la Policía y le detuvo. Nuria González era “una buena mujer, no merecía este final”. Era muy querida: muchos ovetenses le deben haber venido al mundo, ya que fue comadrona muchos años.

Los hechos se produjeron en torno a las once de la noche en el primero A del edificio, donde vivían madre e hijo. El presunto asesino, Vicente F. G., de 54 años, conocido en el barrio y por la Policía por sus problemas con la droga, acuchilló al menos dos veces a su madre hasta darle muerte. Acto seguido llamó a la Policía para entregarse. Las heridas, según los testigos, eran en el lado izquierda del pecho, de 34 y 36 centímetros de profundidad.

La vivienda en la que se produjo el crimen.

Fuentes de la investigación revelaron que, durante el cruel incidente, el homicida también se llevó por delante a cuchilladas a su perro. Cuando los agentes acudieron a la vivienda, un domicilio que ya conocían por los constantes problemas y agresiones que sufría la madre a manos de su hijo, se encontraron a la mujer tirada en medio del salón. Primero los propios agentes y después los sanitarios de los equipos de emergencia estuvieron intentando reanimarla durante media hora, sin éxito. Cuando se certificó la muerte, el asesino ya estaba detenido en dependencias policiales.

El crimen dejó a los vecinos profundamente consternados. Un joven residente en el edificio confesó que no había escuchado voces de auxilio o de dolor. A eso de la medianoche del viernes se asomó a la calle y vio cómo los agentes se llevaban detenido a Vicente F. G., al que todos conocen como Tinín. Más tarde, “sobre la una y algo”, vio cómo se llevaban el cadáver de la mujer, tapado con una sábana. “Vicente siempre saludaba, aunque se veía que no estaba bien, que tenía algún problema de adicciones”, indicó el mismo joven.

“Estoy flipando”, aseguró, por su parte, otra vecina, al enterarse de la muerte de la anciana. “La Policía venía muchas veces porque había problemas con él. No estaba en sus cabales, iba siempre borracho o drogado, aunque siempre saludaba”, indicó. En la mañana de ayer, agentes de paisano recorrieron el edificio preguntando a los vecinos si habían escuchado algo. La vecina pensó que se había tratado de una agresión más, de ahí su sorpresa al enterarse de que la mujer había sido asesinada.

Viejo conocido del barrio de Vallobín, sus vecinos certificaban en la tarde de este sábado que Vicente F. G. había sido siempre un drogadicto con episodios violentos, pese a que en los últimos años había ido logrando calmar su carácter. Según los vecinos, cobraba del Estado una paga de unos 700 euros, aunque esta se le iba rápidamente en drogas y alcohol, momento en el que pedía dinero a la mujer. En algún bar de la zona le tenían prohibido el acceso porque “daba problemas” e incomodaba al resto de los clientes.

Con el confinamiento por la pandemia, cuentan en su calle, su carácter se había vuelto otra vez muy conflictivo. La madre, a sus 87 años, dependía físicamente de su hijo, que la acompañaba y ayudaba en muchas ocasiones para salir a la calle. El hijo dependía, a su vez, del dinero de su madre para comprar droga, y fuentes de la investigación apuntan a una disputa relacionada con este asunto en el origen del homicidio.

El hombre pasará a disposición judicial presumiblemente este lunes.

A 74 metros de la “casa de los horrores” de Mariscal Solís

La vivienda en la que se produjo el asesinato de Nuria González está a 74 metros justos del número 19 de la calle Mariscal Solís, donde en la noche de San Juan de 2009 se produjo la muerte de la discapacitada María Luisa Blanco. A esta mujer que iba en silla de ruedas la sometieron a una auténtica ordalía de golpes y humillaciones. Luego la obligaron a ingerir el contenido de una botella de güisqui y para rematar la estrangularon. El hermano de la joven –que está en libertad desde 2017– descuartizó el cadáver y lo metió en el frigorífico, donde lo encontraron los agentes. Los tres inquilinos habían impuesto un régimen de terror a María Luisa, su hermano y la madre de ambos, a los que quitaban el dinero y la comida y obligaban incluso a dormir en el suelo.

Detenido tras degollar a su progenitora en Castellón

Un joven de 21 años fue detenido por agentes de la Guardia Civil después de degollar a su madre en Vinaroz (Castellón). En la tarde-noche de este viernes y por circunstancias que todavía se desconocen, el joven agredió con un arma blanca a su madre, de nacionalidad moldava pero con pasaporte rumano. El joven agredió a su progenitora con un cuchillo de cocina tras una acalorada discusión en una vivienda ubicada en la avenida de Barcelona de la citada localidad, que ya se vio golpeada el año pasado por otro trágico caso. En abril se hallaron en Ulldecona (Tarragona) los restos de una joven moldava asesinada por su pareja en Vinaroz. La víctima había desaparecido a mediados de febrero. El presunto asesino será juzgado por un jurado en febrero en la Audiencia castellonense.