Una madama gijonesa, que se hacía llamar “Baronesa” o “Rubia”, ha sido condenada por la Audiencia Provincial de Cantabria, junto a otras seis personas, por formar parte de una red de trata y explotación sexual de mujeres nigerianas, a las que traían a España en patera y obligaban a prostituirse en clubes de alterne para pagarles la supuesta deuda contraída por introducirlas de forma ilegal. La mujer gijonesa ahora condenada constituía una pata fundamental de la organización. Así, era quien decidía en qué clubes de alterne debían ejercer algunas de las explotadas. A una de ellas, denunciante de los hechos, la mandó a varios locales asturianos como el “Tentaciones” o “Mi Secreto”, según el fallo judicial. La gijonesa también recaudaba el dinero que ganaban las explotadas ejerciendo la prostitución. La red obligaba a las mujeres africanas a pagarles una supuesta deuda de 30.000 euros e incluso las sometían a ritos vudú para atemorizarlas.