Concepción Arias, Conchita, la asturiana que fue enterrada en un cementerio de Lugo con el nombre de otra mujer por un error, fue exhumada ayer en el cementerio de Orense donde había recibido sepultura para trasladar su cuerpo a la capital lucense e inhumarla junto a su marido. “Así es como debe ser”, aseguró ayer su hermano, Maximino Arias, en conversación telefónica con este periódico.
Conchita había ingresado en una residencia de Lugo en 2014, tras convivir con su hermano después de que su marido falleciera en 1996. Todo iba bien hasta que se desató la pandemia y la asturiana se contagió de covid-19, por lo que fue trasladada junto a otra compañera, Rogelia Blanco, a una residencia de Orense con el mismo nombre que la lucense.
Maximino, tinetense octogenario, no podía ir a ver a su hermana, aunque mantenían contacto por teléfono. En enero llamó a la residencia de orensana y no le cogieron el teléfono, así que Maximino llamó a Lugo, y le dijeron que su hermana ya podía volver a ese centro porque estaba curada. El hombre llevó una enorme alegría y decidió desplazarse para ver a Conchita.
Esa misma ilusión se transformó en llanto, cuando llegó a la residencia y se encontró con que en Orense se habían cruzado las identidades. Conchita, de 90 años, había fallecido el 13 de enero, pero por error se pensó que era Rogelia, que seguía viva. El entierro se celebró al día siguiente. Y como los protocolos del virus obligan a que el ataúd permanezca cerrado, nadie se percató de la equivocación.
Ahora, explicó Maximino, el cuerpo de su hermana reposará junto al de su marido. “Eso es lo único que yo pido, que la entierren con él, donde debe estar”, aseguró el tinetense emocionado y sin comprender todavía cómo se pudo cometer semejante error y que enterraran a su hermana con otro nombre.
