Héctor López asestó más de 40 puñaladas a su padre, en el zaragozano barrio de La Almozara, como consecuencia de un delirio por abstinencia de alcohol. Esa fue la conclusión a la que llegaron en el Área de Psiquiatría del hospital Miguel Servet de Zaragoza en el que permaneció ingresado tras cometer el parricidio y que fue remitida al juez de guardia que acordó su ingreso en la cárcel de Zuera de manera provisional.

Un diagnóstico que reflejaron en su informe las especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), quienes afirmaron que el arrestado se encontraba en condiciones psicofísicas para prestar declaración porque «no se le aprecia deterioro cognitivo»Añadieron que «no refiere alteraciones de la sensopercepción, ni sintomatología agua de tipo psicótico».

Muestra del supuesto alcoholismo que padece este hombre de 41 años, se destaca en el apartado de antecedentes del informe forense que inició en su adolescencia el consumo de alcohol y cannabis, y que cuando contaba con alrededor de 20 años fue aumentando progresivamente la ingesta alcohólica. Héctor López les manifestó que el consumo era realizado en el domicilio familiar para conciliar el sueño, que no tiene relaciones sociales y que lleva sin trabajo desde los últimos 20 años.

Un análisis pericial que concuerda con el hallazgo realizado por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. En el dormitorio del parricida, los agentes hallaron 100 botellas de whisky vacías distribuidas entre los armarios, el escritorio y el suelo; y en la mesa del comedor había otras 11 botellas de la misma sustancia y otras tantas de gaseosa. Pero, al parecer, también bebía vino, puesto que los agentes encontraron numerosos tetrabriks de un litro en el salón.

Ataque sorpresa

Según el atestado al que tuvo acceso EL PERIÓDICO, el primer ataque que sufrió José Javier, de 71 años, fue sorpresivo. Los agentes afirman que sobre el sofá del salón aparece el primer depósito de sangre y determinan que "la víctima no tuvo posibilidad de reacción o defensa, ya que, a pesar del desorden existente, todos los efectos se encuentran en el lugar".

Siguiendo las huellas de la sangre, la Policía afirma que "se repuso y se dirigió hacia su habitación, perdiendo por el camino las gafas de ver y las chancletas". "La acción homicida concluye en el dormitorio principal, lugar en el que se encuentra el cadáver, y cuyas proyecciones de sangre hasta en el techo evidencia una virulencia extrema en las lesiones", apostillan los investigadores.

El agresor se duchó

Tras herir de muerte a su padre con más de 40 puñaladas, tal y como adelantó este diario, Héctor López entró al baño principal, manchando el interruptor, y se duchó, dejando la ropa que manchada en el vestíbulo. Pilar, la madre del arrestado y viuda de la víctima, manifestó a los agentes que su hijo "lo tenía todo preparado" puesto que ella y su marido estaban en Alcoceber y este les había llamado para decirles que se encontraba mal. También les explicó que lo querían ayudar, pero que "no se dejaba".

Asimismo, les explicó que el acusado "desde la adolescencia piensa que todo el mundo va en su contra, incluidos sus familiares. Que por ello ha decidido no salir nunca de casa y que había sido con ellos muy violentos verbalmente, llegando en alguna ocasión a empujarles". Explicó que se mostraba especialmente alterado cuando llegaba su hermana a la que llegó a tirar en alguna ocasión vasos de cristal.