La Guardia Civil ha dado por finalizada la búsqueda de Marta Calvo en el vertedero ilegal del barranco ubicado cerca de la Font Amarga, en Castello (La Ribera), tras descartar que ese sea el punto en el que el presunto asesino, Jorge Ignacio P. J., se deshiciera del cadáver. Así lo han confirmado a Levante-EMV, diario que pertenece a este grupo, Prensa Ibérica, fuentes próximas al caso, que han matizado que los investigadores han llegado a la conclusión, a partir de las gestiones realizadas ayer sobre el terreno, principalmente con los perros adiestrados en el rastreo de cadáveres y restos biológicos, de que ese no es el punto donde se encuentran los restos de Marta, asesinada en la madrugada del 7 de noviembre de 2019 en la casa que el acusado tenía alquilada en la calle San Juan Bautista de Manuel.

Ese vertedero ilegal es el tercer punto que se descarta, de los que fijó el Seprona en agosto, después de que el equipo conjunto integrado por agentes del grupo de Homicidios de València y del de la Unidad Central Operativa (UCO) acotara una amplia zona de monte entre Manuel, Senyera, Castelló y Cortes de Pallás en el que el acusado pasó más de tres horas la mañana siguiente al homicidio, circunstancia que ocultó a la Guardia Civil, ocultamiento que contrasta con lo mucho que se explayó detallando todos los demás pasos que dio tanto ese jueves, 7 de noviembre, como el viernes día 8, durante la declaración de cinco horas que prestó tras entregarse en la madrugada del 4 de diciembre en el cuartel de Carcaixent.

Marta Calvo, asesinada el 7 de noviembre de 2019 en Manuel. Su cuerpo sin aparecer. / LEVANTE-EMV

La búsqueda se reactivará si se determinan nuevos puntos susceptibles de haber sido utilizados por el acusado para deshacerse del cuerpo de su víctima, la tercera mortal en orden cronológico, pero la primera que le achacaron los investigadores. Así lo han asegurado las fuentes consultadas por este diario.

La Guardia Civil se ha retirado del vertedero poco antes de las 12.30 horas de esta mañana, sin agotar siquiera la jornada de mañana, como sí venía haciendo desde el miércoles de la semana pasada. El nuevo rastreo ha durado, por tanto, apenas cinco mañanas (el fin de semana y por las tardes no hubo búsqueda). Las mismas fuentes han explicado que las brigadas forestales han terminado de desbrozar la maleza y deforestar la zona a media mañana, momento en que se ha revisado todo el fondo del barranco, así como la pared por la que se arrojan los vertidos, sin que hallaran signo alguno de la presencia del cuerpo en ese punto.

Para descartarlo, han participado tanto los especialistas del grupo de rescate e intervención en montaña (Greim) de Ontinyent como dos perros del servicio cinológico de la Guardia Civil, Junco y Athor, especializados en buscar restos biológicos y óseos de origen humano.

Tras dar por finalizada la búsqueda, los agentes de la UCO desplazados a València y la unidad canina han regresado ya a sus respectivas bases, en Madrid, y, de momento, salvo que surgieran nuevos datos, no tienen previsto regresar de manera inminente.

Tal como ha venido informando este diario, la nueva búsqueda parte de un análisis en profundidad de los teléfonos y tarjetas utilizados por Jorge Ignacio P. J. en los días previos y posteriores al crimen -se ha analizado desde el 1 de septiembre hasta el 29 de noviembre de 2019- para determinar con mayor exactitud sus pasos. Así, además de confirmar de nuevo el periplo que confesó por Llosa de Ranes, l'Olleria, Alzira, Silla y Alfafar para llevar a cabo el descuartizamiento de la joven -descuartizamiento que los investigadores ya no creen; al menos no dónde y como lo ha contado él-, han detectado un lapso de tres horas en las que se movió por la zona ahora inspeccionada, aunque no lo dijo, lo que les dio pie a pensar que era el punto donde se había deshecho del cuerpo.