"Cuando terminó el niño de contarnos cómo su abuelo le tocaba, le obligaba a chuparle la cosita, y le metía el dedo por donde se hace caca, me fui a casa de mis padres para decirle a la cara que era un violador y pedirle explicaciones. Él lo negó todo, se encaró conmigo y lo golpeé, perdí el control estaba fuera de mí", explicó entrecortado y visiblemente afectado este lunes el vecino de Torrent acusado de propinar una paliza a su padre al descubrir los presuntos abusos sexuales sobre su nieto de ocho años. El septuagenario falleció cuatro meses después, tras permanecer 41 días ingresado en la UCI. Ahora un jurado popular deberá determinar si la muerte se produjo como consecuencia de la paliza, si se trató de un asesinato consumado como sostiene la acusación particular, o en grado de tentativa como mantiene la Fiscalía, o si por el contrario el acusado no tenía intención alguna de matarlo y actuó movido por el estado de obcecación al descubrir estos hechos tan graves cometidos por quien él consideraba un ejemplo a seguir. "Mi padre era mi ídolo hasta que me enteré que había violado a mi hijo".

El Ministerio Fiscal solicita para el hijo del fallecido y padre del menor que presuntamente sufría los abusos sexuales una pena de nueve años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa, al entender que sí que tenía la intención de acabar con la vida de su progenitor, o al menos aceptando la posibilidad de que debido a la intensidad de los golpes propinados éste podía ser el resultado, y que el ataque se produjo sin que la víctima tuviera posibilidad alguna de defenderse debido a su edad y su delicado estado de salud. Eso sí, lo califica de tentativa de asesinato ya que no atribuye la posterior muerte del anciano a la propia paliza, por la que estuvo hospitalizado 54 días.

Asimismo, el fiscal aprecia dos circunstancias atenuantes, la confesión y el arrebato. La primera porque fue el propio acusado quien se presentó voluntariamente en la comisaría de Torrent apenas veinte minutos después de la paliza y confesó a dos agentes de la Policía Nacional lo que acababa de ocurrir. Y la circunstancia de arrebato ya que, según mantiene la Fiscalía, "en el momento de los hechos el acusado tenía sus facultades cognitivas y volitivas levemente alteradas a causa de la situación de estrés generada por lo hechos que le acababa de contar su hijo".

Creyó "ciegamente" a su hijo

Los hechos ocurrieron sobre las 20.30 horas del 2 de marzo de 2016 cuando Santiago C. R. acudió al domicilio de su padre, de 74 años, en Torrent, al descubrir que éste presuntamente abusaba sexualmente de su nieto e hijo del acusado, de solo ocho años de edad. El procesado reconoce que cerró la puerta del comedor para que los cuidadores de su padre, que también estaban en el inmueble, no escucharan la conversación. Ante las preguntas del fiscal —no quiso responder a las del letrado de la acusación particular— el acusado manifestó que se creyó "ciegamente" lo que le había dicho su hijo, ya que no lo ve capaz de inventarse algo así y sospechaba de ciertas "desviaciones" de su padre.

La defensa del procesado mantiene que su cliente tenía sus facultades alteradas debido a un estado de ofuscación y falta de control de los impulsos por los graves hechos que le había contado su hijo ese mismo día después de recogerlo en el colegio. Además sufre de epilepsia y tiene "ausencias", durante las cuales no es consciente de sus actos. Por ello solicita la eximente completa por alteración psíquica, y alternativamente plantea la posibilidad de una pena de tres meses de cárcel por un delito de lesiones con las atenuantes de confesión, arrebato y dilaciones indebidas.

Por su parte, la acusación particular, que ejercen los otros seis hijos del fallecido, sí aprecia un nexo causal entre el fallecimiento y la paliza, en base al informe del médico forense que lo exploró, aunque la autopsia establece que murió por causas naturales. Solicita una pena de 22 años y medio de prisión por un delito de asesinato consumado, al apreciar alevosía, ensañamiento y abuso de superioridad.

Respecto al hecho de que todos sus hermanos se hayan puesto en su contra y digan que es una persona violenta, el acusado alegó: "Tal vez la vergüenza de que su padre haya violado a su sobrino les puede más".